Notas Vínicas: Una semana de degustaciones por partida doble

Por Valentina Livolsi (*)

Qué lindo es siempre recibir invitaciones de amigos y colegas dentro del mundo del vino a conocer, probar y compartir este elixir tan preciado.

Qué lindo es poder redescubrir lugares que por tal o cual razón hacía tiempo no visitaba y qué lindo también, disfrutar de nuevos proyectos de personas que siempre te tratan bien. Qué lindo es el vino, en resumidas cuentas..

Qué lindo es poder volver de a poco a salir, a disfrutar del solcito y pasear por la ciudad. El ruido de los bocinazos, los colectivos, pitidos, tacones, motos, niños. ¡Ah pero mirá esa campera lo que sale no lo puedo creer! Sigo caminando, evitando las vidrieras. Al mal trago de la inflación lo voy a pasar cuando llegue, copa mediante.

Acaricié a un perrito todo tierno e inmenso que llevaba casi arrastrando a su delgado dueño. Medio que me perdí pero doblé bien en la esquina justa y finalmente llegué.

General Paz tiene esa cuestión de barrio movidito pero barrio al fin. Y entre todo ese maremagnum de edificios cada vez más altos, decenas de negocios por cuadra y perros tiernos e inmensos, llegué a Bocados. Mucha luz, plantas y hasta pajaritos que entran y se quedan en las mesas, avispadísimos esperando algo para comer. Me quedé mirándolos un rato, divinos.

Ahí ya nos esperaba el equipo de Wine Group junto a los enólogos Daniel García y Lucas Giménez de Finca Iral, bodega mendocina que nos regaló etiquetas impecables. Colegas, vinotequeros y aficionados todos dispuestos a seguir aprendiendo y encontrar novedades mientras disfrutamos un genial almuerzo.

Enólogos de Finca Iral.

Subimos, nos ubicamos y arrancamos directamente con las presentaciones mientras ya la copa se encontraba con un Sauvignon Blanc 2020 de Las Pintadas, Tunuyán.

Me encantó: de nariz bien herbal, notas a miel y flores blancas. Sorprendió su estructura al ser un Sauvignon Blanc. Su color mucho más dorado es dado por el clima y un PH más alto, más salino.

La bodega según nos contaban Dani y Lucas, busca la mínima intervención a la hora de vinificar, dejando cada varietal como protagonista, aún cuando se usa madera.

Seguimos con un Chardonnay 2018 de Ugarteche, fermentado y criado en huevo de cemento, sobre lías. Mineral, fresco y perfumadito con notas a flores y frutas de hueso. Sin máscaras. Otro de mis favoritos.

Chardonnay.

Siguiente: Rosé 2020 de Los Sauces y Las Pintadas, volvemos a Tunuyán. También criado y fermentado en cemento, enamora con su delicadeza y notas a frutos rojos y un paso por boca que queda resonando. Conformado por Pinot Noir y Syrah.

Cabernet Franc: Dos zonas diferentes, dos fechas diferentes de cosecha, dos vinos diferentes. Ugarteche 2019 (una nariz formidable, sutil olivos y grafito) y Tupungato 2020 (mucho más “un Franc”).

Charlar con Dani y Lucas fue lo más, siempre atentos a las consultas y que no faltase vino en las copas, ja! Grandes profesionales y se deja ver fácilmente, de una humildad humana imperdible.

Malbec: Mismo sistema. Ugarteche 2019 (hierbas secas, pimiento rojo, acidez mas marcada) y Tupungato 2019 ( mucho más cremoso, buena maloláctica, fruta bien amalgamada).

Blend 2019: Este sistema de comparar zonas es un ejercicio que considero muy necesario y por suerte acá lo pudimos poner en práctica, como ya verán, Tunuyán por un lado nos ofreció un vino donde se cofermentaron: Malbec, Cab Sauv, Tempranillo y Syrah. Resultado: intensidad en nariz, cárnico en boca, jugoso, mucha fruta madura.

Ugarteche, por otro, dio un vino donde cada varietal fermenta por su cuenta (Malbec, Cab. Franc, Bonarda y Petit Verdot) y deja ver notas más verdes, herbáceas, una ligereza más marcada en boca y nariz, super sedoso.

El Blend.


Bonarda 2019: Directo de Ugarteche este “juguito de uva”, ligero, de dulce entrada y super prolijo. Recomiendo.

Cabernet Sauvignon 2019: Un Cabernet 200%. Pimientos rojos asados, terroso, ahumado. No le errás. Su color rojo con destellos violáceos bien oscuros te convence en un segundo.

Y para terminar, como casi siempre se deja lo mejor para el final, la frutilla del postre, el último gustito… Blend de Terroirs Winemaker Selection 2019: en este caso, se eligen los mejores componentes de cada año y de las zonas: Ugarteche, El Zampal y Las pintadas, se fermentan por separado y luego se crían juntos por 12 meses en barricas de roble francés de primer uso. Qué decirles, va derecho al podio.

Fue una bonita siesta de miércoles que me dejó lindas energías y la nariz contentísima.
Ahí nomás, pegué la vuelta a casa que debía cursar. “Mañana será otro día..”
Y lo fue. Aproveché para levantarme bien temprano y estudiar un rato, limpiar la casa, hacer compras. A la noche, teníamos cita y otra degustación. Planazo.

Elegir qué ponerme. Siempre un caos. Fede que me apuraba: “Che amor ¿te gusta este pantalón o ese jean? ¿Cuál decís vos?”, “El que te haga sentir más cómoda”. “Ok me pongo este otro. PERO Y QUÉ SWEATER?” Así ad infinitum. Soy Libra, ah.

Salimos. Oooootro viajecito, porque tocaba Villa Warcalde y hasta allá yo lo veo como un paseo real. ¿Dónde? En el nuevo León Blanco, ubicado en el también nuevo polo gastronómico y comercial “Punto W”.

Divino todo. Arte, botellas en estantes inmensos, música ambiente, Sole y equipo que no pierden la sonrisa ni la atención por un segundo. Este nuevo León es diferente, es un territorio de sensaciones, no solo una vinoteca.
¿La bodega que nos aunó alrededor de una mesa enorme? Las Perdices. Un detalle que me encantó, fue que León Blanco mantiene la “cábala” de siempre inaugurar cada local con la misma bodega. Por lo visto, viene dando buenos resultados.

En manos y voz del querido sommelier Marcelo Molina, comercial y rostro de la bodega, apenas llegamos ya teníamos una copa en mano con los Sauvignon Blanc (peras, duraznos, buena acidez, bien fresquito para una tarde de verano) y el Rosado (frutillas, manzana roja, llena un poco más la boca, pero su paso es delicado) de la línea Chac Chac (en honor al ruido que hacen las alas de las perdices al levantar vuelo), de la presentación en latas y del Valle de Uco.

La noche se fue armando, con una picada genial, súper variada y apta para veggies también.

Seguimos con -y acá van a disculpar mi emoción- con el Sauvignon Blanc 2018 de la zona de Casablanca, Chile. Por favor. ¡La nariz de este vino! Ruda y espárragos, de una acidez ideal aportada por su cercanía al mar, mineral, no tiene paso por barrica. El vino se encontraba vivo, en perfectas condiciones (teniendo en cuenta la añada).

El vino siguiente, Bonarda 2018: de un color rojo intenso con destellos violáceos, es un súper Bonarda. Flores rojas y rosas, fruta madura, taninos prolijos. Su paso de un año por barrica le aporta notas sutiles a vainilla y chocolate.

Bonarda.

Para no aflojar y meterle un sacudón a las sensaciones, llegó el Ala Colorada Tannat 2018: diferente a lo que conocemos, sobre todo en Salta, este Tannat es más bien elegante, de menor agresividad aunque sus taninos son intensos. Buena carga de glicerol, notas a frutas negras maduras, de color rubí intenso.

Exploración 2019: Oriundo de Chacayes, este 100% Malbec es una primicia, puesto que aún no salió al mercado. Se imaginan nuestra sorpresa… Con uvas de viñedos a 1200 msnm y un año de paso por barrica, gusta por todos lados. Fruta madura, color intenso, notas claves de la madera.

Y bueno, no podía faltar el ícono de la bodega: Alae 2014 con origen en Los Chacayes, otro 100% Malbec ya con dos años de paso por barrica y tantos más de estiba en botella. Popurrí de flores y hojas secas, higos, uvas pasas. De largo paso y retrogusto. Un vino para quienes gustan de ese estilo.

Para finalizar y acompañando los quesos brie, los zapallos en conserva y el chocolate semiamargo con que nos comenzamos a despedir, se abrió un espumoso Brut Nature Chardonnay – Pinot Noir, con 18 meses de contacto con lías, de color pajizo con tonos verdosos y una nariz que recordaba a duraznos en almíbar, pan tostado y confituras. Imperdible.

Volvimos a casa felices de poder experimentar algunos reencuentros en esta nueva normalidad que tanto nos cambió la vida, pero que definitivamente no va a frenar las ganas de seguir conociendo, probando y aprendiendo siempre, siempre de mi amado vinito.

(*) Sommelier.

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