Crónica y fotos de Nicolás Marchetti (*)
Luego de la noche en la taberna de Cádiz, a la mañana siguiente recorrimos el Centro y visitamos el Mercado de Abastos de Cádiz, un paseo ideal para los amantes de la gastronomía y para los sociólogos que quieran saber cuáles son las costumbres alimentarias de esta bella zona andaluza.
Pescado, pescado, y más pescado, esa es la regla invertida por ejemplo con la realidad del mercado cordobés de calle Oncativo al 50, que es carne, carne, y más carne. España es el segundo país con mayor consumo de pescado en el mundo, sólo detrás de Japón.
Y la variedad, la calidad y la frescura son fascinantes: atún rojo de sus costas (foto), salmón noruego, lenguado de la bahía, gambas, moluscos, cazones, corvina, pez espada, merluza, y mucho, mucho más, en un ambiente familiar y con infinidad de productos de los mares. ¡Hay que ver esos lomos de atún rojo! ¡Parecen carrés de novillo!
El mercado se encuentra en el centro histórico, a dónde también se recomienda sentarse en una taberna tradicional y luego en un restaurante moderno para entender en pocos pasos la variada oferta de la gastronomía española. En el primer caso se recomienda llegar hasta Casa Manteca, un pequeño barcito donde las cañas y las tapas son la razón de ser y que resultó uno los mejores bares de este viaje, de los más pintorescos y con mejores productos para degustar.
Un mediodía cualquiera sus dos salones están llenos de gente que comer por ejemplo jamón, chicharrón ahumado con limón (delicia) y otros embutidos tradicionales al pimentón (uno mejor que otro). También quesos y panes inolvidables, rodeado de paredes llenas de recuerdos de la vida social de Cádiz. Por unos pocos euros se puede almorzar tranquilamente y en muy buena compañía (jubilados y trabajadores en su momento de descanso).
Pero si lo que se quiere es vivir una experiencia más distinguida, lo que hay que hacer es ir a Café Royallity, fundado en 1912, de arquitectura romántica y neo barroca. Aquí fue donde el músico Manuel de Falla (nacido en Cádiz y fallecido en nuestra Alta Gracia) dio sus primeros conciertos siendo apenas un adolescente.
Pero el bar cerró con el estallido de la Guerra Civil, y los días vieron funcionar a semejante estructura como enfermería y luego como bazar, hasta que hace algunos años una familia ilustre de la zona compró la propiedad y decidió investigar su pasado, recuperarlo y ponerlo en valor. Tanto, hasta convertirlo en uno de los más destacados en su clase en toda Europa.
Menú distinguido
Hoy aquí un menú de cinco pasos maridado con vinos españoles tiene un costo de 55 euros. Y mientras sueña Luis Amstrong podemos disfrutar de platos como un mini pastel de cabracho (pescadillo rojizo) y ensaladilla de pulpo sobre una mini tosta (una pequeña tostada), también un gazpacho andaluz (tipo salmorejo) con queso feta, langostino y confitura de tomate verde. Todo presentado de un modo más elegante que nunca.
La degustación puede continuar –siempre perfectamente atendido por el equipo- con un exquisito tártar de atún rojo, macerado con granos de mostaza, jengibre, huevas de salmón y lima, que bien se acompaña con una salsa de pistachos y aceite de oliva, además de papas pai. La degustación sigue con la otra vez sorprendente carne de res, un entrecot de ternera raza retinto (oriunda de Cádiz) con salsa de mostaza y patatas al romero, un plato realmente delicioso, con un bife tierno y más que sabroso.
De postre, Budín Royallity con compota de frutos rojos y puré de manzanas, con helado de chocolate y cereza, más unos exquisitos picatostes (panes rellenos de crema pastelera, fritos y espolvoreados con abundante azúcar impalpable) que llegan junto al café y que, generalmente, suelen consumirse en las casas de familia por las tardes junto a una leche con chocolate. Como muchas otras cosas, el pan del día anterior es reutilizado con preparaciones como estas.
Sevilla pasión
Los sevillanos tienen fama de fiesteros, por eso hay que llegar a esa maravillosa ciudad –a tan sólo hora y media por autopista desde Cádiz- y descubrirlo con la propia experiencia, que puede comenzar en el Museo del Flamenco (excelente visita), creado y dirigido por la afamada Cristina Hoyos.
El flamenco es una expresión que ya cuenta con más de 400 años de antigüedad, es parte de la vida cotidiana de este triángulo que confirman Sevilla, Cádiz y Jerez. Para llegar al museo hay que recorrer callecitas angostas trazadas por el imperio romano hace apenas algunos miles de años, con lo cual es disfrute es total desde que se sale del hotel hasta que se llega a destino.
El flamenco tiene influencias fenicias, orientales, caribeñas y francesas. Visitar el museo es descubrir estos y muchos secretos más de esta pasión gitana. El costo de la entrada es de 10 Euros, 20 con espectáculo, y la tienda de souvenirs es un buen espacio para encontrar regalos originales y representativos de la zona.
Datos que también ayudan a decidirse por Sevilla: es la ciudad antigua más grande de Europa y cuenta con la tercera catedral más grande del mundo, detrás de la del vaticano y la Saint JH de Londres. Otro más: cuenta con el restaurante Berrecita.
España a la carta
El Berrecita es un buen ejemplo de cocina española tradicional, aunque se permita algunas licencias. Tiene planes preestablecidos de degustaciones desde 25 euros. Una de ellas puede comenzar con un salmorejo de berenjena y zucchini (aquí le llaman así a nuestra calabaza), con toque de ajo, jamón, huevo duro y aceite de oliva.
Y puede continuar con un delicioso recorrido por lo mejor de su cocina: buñuelos de tortilla de papas, buñuelos de “cola de toro” (así le llaman en Sevilla al rabo), jamón a caballo (sobre tosta con un huevo de codorniz frito), albóndigas de zamburiñas (moluscos similares a la vieyra) y gambas, y una mil hojas de berenjenas e ibérico deliciosa.
Para la recta final de la degustación, llega el bacalao rebozado (la palabra espectacular le cabe bien, gracias a su “punto laminoso” de cocción) con salsa tártara, y para destacar también la “Lágrima de angus”, un corte intercostal de la vaca cocinado en olla y acompañado de corazón de alcaucil en punto y sabor sublime. El servicio de mesa es excelente. ¡Este es un lugar para comer y sentirse como reyes en España!
Vale recordar que fui invitado a este viaje gourmet por al Ministerio de Turismo Español, que convocó a nueve periodistas latinoamericanos para promocionar España en nuestro continente.
PD.: Si querés leer la primera parte de esta nota (en Madrid) hacé clic acá. Si querés leer el segundo día en Carmona y Utrera, hacé clic acá. Si querés leer el tercer día en Jerez y Cádiz, hacé clic acá. Para leer el quinto día en Sevilla y Córdoba, hacé clic acá.
(*) Director de Circuito Gastronómico.