No tenemos que explicarlo demasiado: llegó la primavera, el calorcito aumenta y empezamos a elegir bebidas más refrescantes y versátiles para disfrutar al aire libre. El gin es una de ellas.
Si bien no es una bebida nueva, de un tiempo acá el gin vive su época de gloria. La incorporación de botánicos, además del clásico enebro, ha permitido una variedad de matices que abre el abanico de experiencias para los fanáticos de esta bebida.

Sin embargo, detrás de ese refrescante trago que llega a nuestras manos, hay un proceso que implica un elemento maravilloso donde ocurre parte de la magia: el alambique.
Qué es y para qué sirve
Un alambique es un equipo de destilación utilizado para producir bebidas espirituosas como gin, whisky, ron, vodka y aguardiente, entre otras. Su función principal es separar los componentes de una mezcla líquida mediante la aplicación de calor, y la condensación de los vapores resultantes. Como el alcohol etílico hierve a los 78C⁰ y el agua a los 100C⁰, es posible separar el alcohol del agua ya que hierven a diferentes temperaturas.
Además de separar los componentes, también sirve para purificar líquidos, eliminar impurezas y concentrar sustancias valiosas en una mezcla líquida.
Tipos de alambiques
Hay muchos materiales que pueden servir para la elaboración de los alambiques siendo el cobre y el acero inoxidable los más usados. Sin embargo, los expertos recomiendan el cobre.
“Todos nuestros alambiques se elaboran con cobre ya que es el mejor material para destilar alcohol debido a sus propiedades para conducir temperatura, evitar la producción de etilcarbonato durante el destilado y también aporta un balance al sabor del producto destilado”, aclaran desde Alambiques Rocco, empresa pionera en el rubro en Argentina, y quienes desde hace 25 años se dedican a la fabricación artesanal de alambiques de cobre para la destilación de gin, grappa, ron, vodka y whisky.
El proyecto surgió en el año 2001, cuando el ingeniero Carlos Lerzo decidió fabricar su propio alambique de cobre de 60 litros para destilar grappa. Al comprobar la eficacia de su diseño, incursionó en el mercado local ante la falta de un producto artesanal de estas características en el país.

Durante diecisiete años logró consolidar sus alambiques como una herramienta fundamental para destiladores argentinos que iniciaron su proyecto como: Buenos Aires Gin, Restinga, Whisky Casares, Portela 38, Vrienden, Inmigrante.
Desde el año 2018, su hijo Germán se encarga de la producción y el desarrollo de nuevos modelos, un alambique nacional y artesanal para destiladores experimentados y para aquellos que quieran incursionar en el arte del destilado en cada rincón de la Argentina.
“Nuestra línea de alambiques es tan amplia que ofrece modelos chicos para hobbistas, y modelos medianos y grandes para destiladores profesionales que ya cuentan con una marca de gin establecida”, detallan desde la empresa.
Uno de sus alambiques fue el que fabricaron para Gin Capicua, un gin artesanal de sabor único, diseño hermoso y 100% cordobés.

“En el caso de Gin Capicua, fue un alambique de 8 litros. Este suele ser el modelo elegido por los que hacen pruebas para encontrar una receta de Gin o de Whisky, y obtener una producción propia de calidad”, explicó Germán Lerzo a Circuito Gasteronómico.
Importancia en la producción de bebidas
Un alambique permite controlar la calidad del producto final, ya que se puede ajustar la temperatura y la velocidad de destilación. A su vez, la destilación en un alambique puede crear sabores y aromas únicos en las bebidas espirituosas.
Proceso de destilación
El proceso de destilación del gin implica calentar un alcohol base con botánicos en el alambique, para que el alcohol se evapore, recogiendo los aromas y sabores de los botánicos. El vapor luego se enfría y se condensa, resultando en un líquido de alta pureza alcohólica.
Existen diferentes métodos, como la destilación directa, donde los botánicos se mezclan con el alcohol en el alambique, o la infusión de vapor, donde los botánicos se colocan en cestas y el vapor pasa a través de ellos antes de condensarse.
Ahora ya lo sabes: detrás de esa refrescante copa de gin que tanto te gusta, hay una historia, un proceso y un gran protagonista: el alambique.