Siete vinos para despedir el invierno

(*) Por Roberto Colmenarejo

 

Después de unos días de “falsa primavera” en la ciudad, el invierno volvió a mostrar su cara más gris y gélida. Cuando ya casi nos habíamos acostumbrado a las tardecitas soleadas, tuvimos que volver a sacar raudamente los pullovers y camperas. Tal parece que no podremos decirle adiós al frío por algunas semanas más, así que nada mejor que tener una selección de buenos vinos para enfrentarlo.

Para empezar a despedir este largo invierno cordobés, aquí van mis siete sugerencias:

Familia Bussetti Viognier 2015 ($118): Novedad en las góndolas locales, este blanco    procedente de Rivadavia (Este Mendocino) sorprende por su acertada relación precio-calidad. Propone una nariz directa, con nítidos recuerdos de flores -azahares, hortensias- y frutas blancas -peras, damascos-; unidos a una boca liviana y veloz, de perfil afrutado, con correcta acidez y persistencia media. ¡Blanco ideal para la copa del aperitivo!

Amauta Absoluto Torrontés 2015 ($132): Un Torrontés salteño realmente exquisito, elaborado por el joven enólogo Mariano Quiroga Adamo con la premisa de la mínima intervención enológica posible (fermentación en acero inoxidable, utilización exclusiva de levaduras indígenas, etc.), en busca de la máxima pureza y tipicidad varietal. Obtiene así un blanco fragante y seductor, con perfumes de flores -jazmines, rosas-, cáscara de cítricos y uvas frescas. En la boca es fresco y sabroso, pleno de sabor frutal, con acidez ajustada y un sutil amarguito final que invita a tomarse otra copa. Torrontés perfecto para acompañar unas empanadas salteñas apenas picantitas.

Finca La Florencia Ed. Especial Malbec-Syrah 2013 ($133): Un “tapado” que vale la pena investigar, por su destacada relación precio-producto. Se trata de un blend tinto de la Bodega Familia Cassone, con perfil joven y trago muy amigable. Tiene aromas de frutas rojas, especias y dejos avainillados; que se apoyan en una boca de silueta delgada y paso fluido, con balanceada acidez, taninos mansos y moderada permanencia. Tinto “comodín” para servir en la mesa de todos los días.

Trapiche Reserva Merlot 2014 ($147): Otro producto moderno y “hecho para gustar”, que llega desde la centenaria bodega Trapiche. Un Merlot elegante y muy bien trabajado desde lo enológico, para que la fruta y la madera se muestren completamente integradas.     Ostenta una nariz bastante compleja para su rango, donde se entrelazan reminiscencias de frutas en sazón -cerezas, moras-, especias y tonos herbáceos; enmarcados en matices de buena madera -cedro, tabaco-. Al probarlo tiene entrada bien seca, cuerpo medio y paso franco, repite sensaciones especiadas, con acertada acidez, taninos algo apretados   y persistencia media. ¡Para quedar muy bien en los almuerzos familiares!

Cordillera 2009 ($200): Un tinto distinto y sin dudas “extremo”, recomendado para aquellos enófilos que son “cazadores de rarezas”. Está vinificado por el enólogo Darío González Maldonado, con uvas Merlot y Pinot Noir cultivadas en la pequeña localidad chubutense de El Hoyo (una de las zonas más australes del planeta donde se producen vinos). Un producto de nariz atípica, con recuerdos de aceitunas negras y frutas pasas, sobre un fondo ahumado y terroso muy penetrante. En boca continúan las sensaciones ahumadas; exhibe un cuerpo medio y paso rústico; tiene una acidez muy intensa -propia de climas tan fríos-, taninos rugosos y permanencia moderada. Un vino curioso, que merece la pena ser probado al menos una vez.

Domaine Bousquet Grande Reserve Malbec 2012 ($270): Un vino orgánico de estilo internacional, elaborado por la Bodega Domaine Bousquet con los mejores racimos que producen sus fincas en Tupungato (Valle de Uco – Mendoza). Un ensamblaje de amplia base Malbec, con mínimos contribuciones de Syrah (5%), Cabernet Sauvignon (5%) y Merlot (5%) para aportar complejidad. Un tinto concentrado, potente y algo sobre-madurado, añejado durante un año en barricas francesas nuevas (más otro año de estiba en botellas previo a su comercialización). Un vino rebosante de aromas golosos, que se alternan entre las frutas maduras -ciruelas, pasas-, las especias dulces -canela- y las ricas notas de café y chocolate (aportadas por la crianza). Al llevarlo a la boca es voluptuoso,  de paso untuoso y lleno; redunda en sabores frutales, con equilibrada acidez y taninos firmes que sostienen una grata permanencia. ¡Para compartir con buenos amigos!

Lupa Malbec 2014 ($500): Cerramos esta selección con otro gran Malbec mendocino, pero en este caso con un perfil menos opulento y más fresco que el anterior. Se trata de un proyecto personal -y de escala reducida-, ideado por Juan Pablo “El Lupa” Lupiañez. Un 100% Malbec de Paraje Altamira (Valle de Uco), elaborado en piletas de hormigón epoxipado y criado posteriormente 21 meses en barricas francesas y americanas. Exhibe una paleta olfativa diáfana y sugerente, con diferentes “capas” que se van desplegando a medida que el vino se airea en la copa (comienza con frutas rojas maduras -ciruelas, cassis-, le siguen sensaciones balsámicas -mentol, eucaliptus- y termina con una nítida impronta mineral -grafito-). Al probarlo es gustoso y pleno, de buena estructura pero paso fluido; refrenda sabores frutales y terrosos, con refrescante acidez, taninos suaves y largo post-gusto. Un vino que está óptimo para beber ahora, pero que sin dudas ganará  con un par de años de guarda en botellas. En breve este producto estará disponible en las góndolas locales; así que recomiendo hacerse de algunas botellas pues las tiradas son realmente muy pequeñas. Un Malbec de culto para atesorar en la cava personal.

Y ustedes, ¿con que vinos están terminando este invierno?

 

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(*) Sommelier y docente – robertocolmenarejo@hotmail.com

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