(*) Por Roberto Colmenarejo
En un país como el nuestro, donde el consumo de vinos está dominado absolutamente por los caldos tintos, quiero proponerles en esta nota que “nademos en contracorriente” y disfrutemos así de los notables vinos blancos que se elaboran en Argentina.
Haciendo un poquito de historia, puedo decir que durante gran parte del siglo pasado los vinos blancos gozaron del favoritismo de los consumidores vernáculos, quienes los bebían en ingentes cantidades y además los consideraban productos “elegantes”. Los tintos, en cambio, no se apreciaban mucho, se consideraban de “bajo nivel”, para los “chupandines”, según textuales palabras de algunos de mis familiares mayores.
Sin embargo, por alguna razón -o razones- que aún estoy tratando de entender de manera cabal, entre las décadas del 80` y 90` esta preferencia cambió radicalmente, inclinando así la balanza definitivamente hacia los vinos rojos (tendencia que también se verificó a nivel mundial).
En la actualidad, la predilección de los argentinos por los vinos rojos es abrumadora, llegando casi al 78% del mercado. Esto hace que se modifique sensiblemente la famosa ley económica de “la oferta y la demanda” (los productos que menos se venden deben bajar su precio), permitiéndonos así disfrutar de excelentes vinos blancos, a precios sensiblemente inferiores a los que pagaríamos por un tinto de calidad equivalente.
Aprovechando esta coyuntura -y los cálidos días estivales que nos siguen acompañando- aquí les recomiendo siete increíbles blancos patrios:
. Jean Rivier Tocai Reserva 2010 ($50): Un complejo y exquisito vino blanco de uvas tocai (friulano), fermentado y criado en barricas de roble; elaborado por manos suizas en San Rafael. En nariz sorprende por su complejidad, con trazos herbáceos y minerales (habituales en la región), notas a pan y levadura fresca; todo sabiamente enmarcado con suaves aportes de la madera (tostado, vainilla, lácteos). En boca es un vino de cuerpo medio, con una textura cremosa muy agradable y refrescante acidez. Es un verdadero desconocido, que merece ser descubierto y disfrutado.
. Graffigna Centenario Grecánico Dorato 2009 ($60): Rareza sanjuanina, proveniente de una parcela experimental de la bodega Graffigna. Un blanco elaborado con la escasa y casi ignota uva grecánico dorato (originaria de Grecia, muy difundida en la isla de Sicilia y pariente lejano del sauvignon blanc). Un vino que descoloca desde el color, un dorado muy intenso a pesar de su juventud (de allí proviene su nombre). En nariz tiene aromas herbáceos, combinados con notas melosas y de frutos secos. En boca tiene una entrada algo golosa, cuerpo medio y acidez adecuada. Este vino se elabora en pequeñas partidas, así que hay que buscarlo un poco.
. Humberto Canale Old Vineyard Riesling 2011 ($70): Una novedad absoluta, que llegará en breve al mercado cordobés. Un blanco patagónico atractivo y diferente, elaborado con una uva de escasa difusión en nuestro país. Es un vino de nariz bastante austera, con sutiles notas herbáceas, florales y minerales. Es boca repite los aromas ya percibidos, sumados a una gran frescura natural (típica de las zonas frías), volumen medio y larga persistencia. Un gran vino para comer, por la sobriedad de su paso por boca. ¡Probarlo con una tabla de quesos suaves y leberwurst puede ser la gloria!
. Dolium Petit Reserva Sauvignon Blanc 2009 ($100): Un delicado sauvignon blanc de estilo más bien europeo, que recuerda a los vinos de Sancerre (Loire). La nariz de este vino tiene notas vegetales y frutales muy suaves -nada del “estilo salvaje” al que quizás estamos acostumbrados-; sabiamente combinados con los tostados del paso por barricas, en un conjunto armónico y sumamente elegante. En boca tiene la acidez calibrada a la perfección, siendo agradable, sabroso y refrescante. No es un vino fácil de conseguir en el país -se exporta un gran porcentaje-, pero vale la pena el intento.
. Rutini Gewürztraminer 2009 ($130): Un vino absolutamente diferente, elaborado con la uva alsaciana gewürztraminer (que en alemán significa “la uva especiada”). Este es un blanco único, que estalla en aromas florales y de frutas tropicales (lychis, papaya). En la boca tiene cuerpo medio, buen volumen, acertada acidez y larga persistencia. Una “perlita” enólogica de Bodegas La Rural. ¡Creo que este noble vino puede ser el perfecto maridaje para una bandeja de sushi & sashimi!
. Luigi Bosca Gala 3 Blanco ($160): Seductora -y atípica- combinación de viognier, chardonnay y riesling; bien amalgamada con una breve crianza en barricas de roble. Es un vino de raza, con gran elegancia y marcada personalidad. Sus aromas se dirimen entre lo floral y lo especiado, con finas notas de vainilla aportadas por el roble. En boca es voluminoso pero no pesado, con buena acidez y un largísimo final. Es un enorme vino blanco, que pide comida a su lado para ser disfrutado en plenitud (se me ocurre que unos sorrentinos de salmón con una salsa de mariscos le irían de maravillas).
. Trapiche Gran Medalla Chardonnay 2009 ($190): Un verdadero vino de lujo (y no sólo por el precio, que es bastante alto). Un varietal chardonnay de manual de enología, con todo lo que tiene que tener. Su nariz es extremadamente compleja, con frutas blancas de carozo, suaves notas mantecosas, tonos de vainilla y caramelo (del roble) y una puntita mineral que le suma complejidad. En boca es de gran volumen, armonioso y de medida acidez. Es un vino sumamente disfrutable, que no cansa para nada. Tiene una gran persistencia. Si bien está óptimo para tomarse ahora, creo que este vino podrá seguir ganando en botella por un par de años. Otro vino que necesita acompañarse con comida para realmente ser disfrutado (Uun pescado blanco a la parrilla puede ser un gran compañero para que el vino se luzca en plenitud).
Háganme caso, prueben cualquiera de estos vinos y seguro “darán en el blanco”. ¡Salud!
(*)Sommelier y docente – [email protected]