Seis vinos para ganarle al frío

(*) Por Roberto Colmenarejo

Aunque a muchos no nos guste, el invierno ya está instalado entre nosotros. Llegó la época de quedarse más en casa, de reunirse con amigos, de ver películas en la cama… También comenzó la temporada de los guisos, sopas y otros platos invernales. Estas preparaciones, suculentas y calóricas, reclaman vinos intensos a su lado. Vinos robustos y plenos, que acompañen en intensidad y ayuden “a entrar en calor”.

Si andan buscando vinos “para ganarle al frío”, aquí van algunas de mis sugerencias:

Desierto 25 Sauvignon Blanc 2014 ($88): Un blanco que sorprende por su frescura y notable tipicidad varietal, a pesar de estar elaborado en un terruño atípico y aún poco desarrollado como es la provincia de La Pampa. Un Sauvignon blanc de nariz fragante, que se mueve entre sensaciones herbáceas, cítricas e incluso algo “minerales”; que dan paso a una boca ligera y veloz, que refrenda los sabores vegetales, con jugosa acidez y mediana persistencia. ¡Para maridar con unas rabas o unas verduras en escabeche!

Felino Chardonnay 2014 ($137): Para aquellos que dicen que en invierno no se beben vinos blancos, quiero proponerles este Chardonnay mendocino de perfil bien “gordito”. Un producto de aromática muy compleja, donde se entrelazan aromas de miel, frutas blancas (manzanas, peras) y tropicales (banana), todo enmarcado en nítidas sensaciones avanilladas, acarameladas y levemente ahumadas aportadas por el contacto con roble. Al llevarlo a la boca es untuoso y pleno, de entrada apenas golosa, con recuerdos melosos, acidez perfectamente balanceada y una larga permanencia. Un blanco de gran calidad, ideal para disfrutar junto a unos pescados a la parrilla.

Los 5 Figueroa Malbec 2014
($90): En estos días gélidos nada mejor que un tinto bien potente, como este Malbec salteño elaborado -en pequeñísima escala- por la familia de Don Salvador “Chavo” Figueroa. Un vino que muestra con orgullo la impronta briosa  del terruño norteño, prescindiendo de todo contacto con madera, para ofrecer así un producto de paladar vigoroso y definido. Regala aromas de frutas maduras y pasas, especias dulces (canela, pimentón) y dejos terrosos; todo acompañado de una boca gustosa, de entrada seca y paso franco, con correcta acidez, taninos levemente rugosos  y persistencia media. Tinto imprescindible para acompañar locro o guiso de lentejas.

Durigutti Bonarda 2014 ($112): Otro tinto ideal para estos helados días de julio, bien corpulento y de estilo rústico. Quizás uno de los vinos más emblemáticos del destacado enólogo Hector Durigutti, vinificado con los mejores racimos de Bonarda cosechados en el Este Mendocino. Un tinto de nariz más bien austera, donde asoman aromas especiados, balsámicos (eucaliptus) y algo empireumáticos (caucho, brea). Al probarlo se muestra voluminoso, firme, de entrada recia y paso apretado, con ajustada acidez y taninos marcados -aún bastante astringentes- que soportan una moderada permanencia. ¡Este Bonarda “pide a gritos” un buen pedazo de carne asada a su lado!

Catalpa Pinot Noir 2013 ($220): Cuesta bastante convencer a los consumidores locales de probar esta noble cepa tinta hasta que se encuentra uno como este, que sorprende y seduce hasta los bebedores más conservadores. Un Pinot Noir de Tupungato (Valle de Uco) que muestra el lado más elegante y delicado de la variedad. De tonalidad rojiza pálida extremadamente liviana; ofrece una nariz con reminiscencias de frutas maduras, hojas secas y sutiles pinceladas del contacto con roble. Es boca es sabroso, fluido y de perfil delgado, repite sensaciones frutadas, con taninos suaves, balanceada acidez y grata persistencia. Un Pinot Noir perfecto para servir junto a una cazuela de mariscos.

Siete Vacas Malbec Rosado Extra Brut ($85): Como en esta época del año también hay muchos acontecimientos que celebrar, no podían faltar unas burbujitas para cerrar esta lista. Permítanme recomendarles aquí un espumoso sumamente original, elaborado con uvas Malbec por la bodega tucumana Las Arcas de Tolombón. Un vino burbujeante sencillo y muy bebible; con aromas de frutas acidas y algo de levaduras, que se apoyan en una boca liviana y de grado alcohólico moderado, con burbujas pequeñas, refrescante acidez y agradable post-gusto. ¡Un espumoso rico y accesible, para servir en todos los brindis de este invierno!

Y para ustedes, ¿cuáles son sus vinos invernales favoritos?

(*)Sommelier y docente – [email protected]

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