Por Martín Suaya (*)
Cuando sube la temperatura la sed se torna incontrolable, un tormento que muchos curan con agua pero que todos (o muchos) prefieren sanar con cerveza. Existen muchas. Filtradas bajo 0, rojas, rubias, negras, de trigo, etc., etc.. Pero hoy, traemos otra forma de tomar cerveza: «la Michelada».
La historia sobre el origen de este trago varía según quién la recite, pero de lo que estamos seguros es que su procedencia es mexicana. Algunos dicen que su nombre simplemente viene de la combinación de palabras “Mi Chela Helada”, otros que proviene del ingles Chilled, que significa «muy helado», donde a demás de la cerveza se le agregaría sal y limón dándole ese sabor «azteca» que hoy conocemos.
Entre tantas historias y versiones, tenemos también aquella que dice que a un tal Michel Esper, en la sede del club de San Luis de Potosí, le era común pedir «una chela con hielo, limón y sal». Y al ver esta costumbre, otros habitués del lugar le pedían al cantinero “la limonada de Michel”. Con el tiempo y como todo, la receta evolucionó.
Algunos, además de lo mencionado, le agregan jugo de tomate, otros salsas y condimentos, generando cientos de variaciones igual de deliciosas. Hoy en las barras del mundo es común encontrar este cóctel o alguna variación inspirada en él, es un cóctel simple para preparar en tu casa, ideal para tomar en verano.
– Escarchar un vaso (y humedecer el borde con jugo de limón para adherirle sal)
– Añadir jugo de limón (a gusto)
– Hielo (mucho)
– Salsa Inglesa 1 cucharada de té
– Salsa Tabasco (a gusto)
– Finalmente verter la cerveza.
Dejarnos llevar a nuevas viejas formas de beber va a permitir que nuestro paladar viaje en la abundancia de sabores que nos propone el mundo de la bebida, permítanse ser sorprendidos, a veces la combinación de ingredientes pueden sonar extraña pero, sin lugar a dudas, en las manos correctas produciría un estallido de sabores deslumbrante.
¡Que lo disfruten!
(*) Bartender de El Mentidero de Güemes.
PH: Lucre Colla.
