El enigmático Syrah

(*) Por Roberto Colmenarejo

Seguramente, la uva tinta con más historias y leyendas tejidas acerca de su origen sea la Syrah (Shiraz). Algunos autores sitúan su nacimiento varios siglos antes de Cristo, en la ciudad persa de Shiraz -actualmente Irán-, de donde también derivaría su nombre.

Más allá de los mitos y especulaciones, hoy se sabe con certeza que esta cepa nació en la desértica región del Valle del Ródano (Francia). Desde allí su fama se extendió a todo el Nuevo Mundo, siendo Australia el país que más colaboró para su éxito global.

En Argentina existen actualmente unas 13.000 hectáreas implantadas con esta variedad. Prefiere las zonas cálidas del Noroeste (San Juan, Salta, La Rioja y Catamarca), pero también brinda notables exponentes en las zonas templadas de Mendoza.

En líneas generales, los vinos elaborados con Syrah se caracterizan por intensos aromas de frutas maduras, especiados (canela, clavo) y animales (cuero).

Si quieren conocer más sobre esta cepa, aquí cinco sugerencias variadas y atractivas:

Omnium Syrah 2013 ($33): Este vino lo probé a expensas de un colega de Buenos Aires, y debo reconocer que su recomendación fue acertada. Pertenece a la línea de entrada de la bodega Viniterra, que ofrece vinos varietales bien logrados en un precio accesible. Tal el caso de este jovial syrah mendocino, que brinda una correcta nariz de aromas especiados y terrosos; unidos a una boca liviana y vivaz, con buena acidez, taninos insinuados y breve permanencia. ¡Perfecto para llevar a un asado multitudinario!

Trapiche Reserva Syrah 2011 ($66): Este producto está incluido en la nueva línea Reserva de Bodega Trapiche, la cual ofrece buenos vinos varietales -con un breve paso por roble- en un segmento de precios bastante acomodado. Un tinto de color violáceo, con aromática frutal madura y algunos matices especiados sumamente agradables. En la boca es franco, fluido, de paso ligero y taninos delicados que sostienen una  persistencia media. Interesante como primer contacto con la cepa, sin gastar mucho.   

Desierto Pampa Syrah 2009 ($110): Para quien no está muy metidos en la actividad, probablemente la provincia de La Pampa no figuré dentro de su mapa vinícola mental. Sin embargo, allí se elaboran vinos de calidad desde el año 2006. Para acercarse a la incipiente producción pampeana, pienso que este tinto puede ser una buena referencia. De perfil nítidamente especiado en nariz, suma también trazos terrosos, animales y de su prolongada crianza -20 meses- en barricas nuevas. Al llevarlo a la boca es sabroso y bastante intenso; con sensación apenas “caliente” (debido a su alto grado alcohólico), correcta acidez, taninos aún rugosos y permanencia media. Un producto que ya está listo para beberse, pero que mejorará sensiblemente con algunos meses más de paciente estiba en botellas. ¡Un Syrah para buscadores incansables de rarezas!

Colomé Lote Especial Syrah 2010 ($125): Una “perlita” de los Valles Calchaquíes, elaborada por Bodega Colomé con uvas cultivadas en un viñedo de gran altitud (2200 m.s.n.m.). Un tinto de tonalidad violácea profunda, que no permite casi inferir su edad. Aromas complejos, que se van ofreciendo en capas a medida que el vino se oxigena. Hay notas frutales confitadas, especiadas -pimentón dulce, ají panka- y de añejamiento en roble apenas esbozado -cedro, tostado, chocolate blanco-. En la boca es voluminoso pero fluido, con entrada levemente golosa y paso lleno, alcohol algo elevado -aunque perfectamente integrado-, balanceada acidez, taninos pulidos y persistencia prolongada. Cuesta bastante encontrarlo pues apenas se hicieron 1200 botellas, pero el placer que brinda justifica todo el esfuerzo.

Dolium Petit Reserva Syrah 2009 ($145): Reconozco que tengo una relación muy  particular con este vino, no sólo porque me encantan los productos de esta pequeña bodega mendocina sino porque fue además uno de los primeros que pude degustar de la mano de su propietario. Un tinto elegante y delicioso de beber, de esos en que la botella se acaba demasiado rápido. Ofrece una seductora nariz de frutas maduras, con sutiles recuerdos especiados y el contacto con roble levemente insinuado. Al probarlo es refinado y armónico, repite sensaciones frutales, tiene acidez perfectamente calibrada, taninos amalgamados y grata permanencia final. ¡Syrah para darse un gustito especial!     

¿Y a ustedes que Syrah los ha sorprendido en este último tiempo?

(*) Sommelier y docente – [email protected]

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