Aráoz de Lamadrid: cuando el monte tiene algo para contar

Por Soy la somme (*)

El kairós hizo de las suyas

En la mitología griega, Kairós es ese momento oportuno, un instante fugaz pero certero en donde sucede algo importante dentro de lo lineal del Chronos. Señales que se aprovechan y tuercen el destino. Suerte, vibraciones, energías: sea como sea si estás atento, el resultado siempre va a estar buenísimo.

Resulta que este señor Kairós me viene tirando unos centros inesquivables hace semanas y menos mal que andaba alerta, las vi y abracé con fuerza.

¿A dónde los llevo con esto? Hace una semana atrás, Ana -propietaria y parte del proyecto junto a Goyo-, me invitó a conocer y disfrutar del hospedaje unos días en la Finca de la bodega Aráoz de Lamadrid. Para mayor felicidad este fin de semana empezaba la cosecha, llegaba el enólogo Marcos Fernández desde Mendoza, los días no podían estar más bellos y, por mi parte, ya sentía la chispita que se me enciende por dentro al momento de hacer mi trabajo.

Si todo esto no es la conjunción de un montón de guiños entonces yo ya no sé (y wait for it, que van a seguir apareciendo).

Siendo feliz, en Aráoz de Lamadrid.

Una experiencia integral con el entorno

Voy a comprimir dos días de mil cosas vividas y sentidas en un sólo párrafo, primero porque la extensión de la nota va a ser un despropósito y segundo porque pretendo hacer las veces de disparador para que vayan y vivan con todo el cuerpo lo que ofrece Aráoz de Lamadrid, mientras el Champaquí hace las veces de protector ancestral.

El proyecto nace cuando sus anfitriones Gregorio “Goyo” Aráoz de Lamadrid y Ana Jordán eligen este lugar serrano para vivir, plantando las primeras cepas tintas allá por el 2012 en sus más de 13 has a 950 msnm., donde conviven en total armonía con el monte nativo tanques con nenúfares, cactus, fauna del lugar y obras de artistas locales.

Para 2018 ya tuvieron su primera cosecha y hasta esta parte, producen 11 mil botellas anuales. Con miras hacia el futuro, buscan duplicar estos números y seguir creciendo.

Hace casi dos años se sumó al equipo Marcos Fernández (de Terrazas de los Andes), enólogo mendocino de tremendo recorrido y expertise, quién le suma su parte y alquimia a estas uvitas serranas.

Buscan elevar la calidad de los vinos cordobeses, potenciar sus características y demostrar que este Valle no para de sorprender.

Si hay algo que Goyo, Ana y Ale Soria -parte fundamental del equipo- lograron en estos más de 10 años de proyecto, fue darle voz a un lugar que tiene mucho para decir, ya que saben escucharlo. Hay un amor por la naturaleza, un respeto por el entorno y sus bondades que se replica en cada detalle, en cada vínculo sano y cuidadoso con cada planta, animal, artista y productor de la zona.

Es un hotel, es una bodega, es un parque natural, es una comunidad. Es un abrazo cálido en medio de la vorágine en la que vivimos. No les miento cuando digo que fui buscando una experiencia y me equivoqué, fue algo mejor: me regaló una vivencia que exploré con todo el cuerpo.

Visita guiada.

Desde la habitación, nos hospedamos en la suite Las Caballerizas, pero también están El Molle, El Talita, La Hostería y Rancho del Susurro. Cada una de ellas con diferentes amenities, tamaño y ofertas respecto a lo que se busque: todo es precioso, cuidado, armónico. Productos de higiene personal con ingredientes naturales, la decoración de artistas locales, materia prima para la gastronomía del lugar, todo todito de la zona.

El kilómetro cero en su máxima y correcta expresión, es decir que cada cosa que se consume, produce y encontramos en la Finca es de San Javier y localidades aledañas. La sustentabilidad como estandarte.

El paisajismo respetuoso y creativo en manos de Goyo que la vio, la vio desde el inicio. Armonía, insisto. Ellos mismos te reciben, te ubican en el lugar, cosechan, siembran, arreglan, crean… No existe otra forma de devolver un poco de lo que las montañas les ofrecen. Entendieron todo.

Obras de arte dispuestas en todo el parque, un cactario con cinco mil especies de todo el mundo y del monte nativo donde una escultura de Aurora la Viñatera vela por cada ser vivo que forma parte de este ecosistema. Recorrer la finca es descubrir una variedad interminable de flora autóctona que cambia y sorprende a cada paso.

“Trasla” tiene esta cosa diferente de monte tan interesante y desconocido. El sonido ambiente natural, aves que surcan el cielo, el aire diferente y fresco, el sol brillante e intenso: un lugar que te pone a prueba pero desde una mirada saludable y enriquecedora.

Dato no menor, las noches bajo un manto de estrellas brillantes y la Luna… verla aparecer tras la montaña no tiene precio. Ni Mastercard puede pagarlo.

Días que nos ponen a prueba

Como les adelantaba, el viernes comenzaba la cosecha, llegaba Marcos y habíamos sido invitados a un almuerzo con todo el equipo en la bodega y un par de invitados especiales que se robaron mi corazón. Nada podía salir mal, así que claro todo salió hermoso y la sobremesa se estiró tanto entre charlas, risas y aprendizajes que sí de casualidad nadie miraba alrededor y nos devolvía a la realidad, se nos hacía de noche.

Los cinco pasos fueron fluyendo -en mi caso- entre:

-Tartar de trucha y vegetales de la zona fresquito -divino equilibro ideal- acompañado de su Chardonnay/Viognier 2023.
-Croquetas de hongos recién cosechados en la finca maridados con un Sofía Milena Petit Verdot 2023 mi favorito por siempre (y el Ana Helena Malbec 2023 ambos de la línea Cosecha Singular. Vinos sin barrica pero de hermosa potencia y carga aromática debido a los suelos y características de la zona donde abundan la peperina, jarilla, poleo, etc)
-Canelones veggies para el principal junto a su ATM Ancelotta/Tannat/Malbec 2022 (con seis meses de barrica asique un poquito más de complejidad) y El Inmortal, vino ícono de la bodega con un montón de historia detrás pero no se las voy a contar asique VAYAN Y PRUEBEN solamente diré que es un corte de Malbec, Tannat, Petit Verdot y Ancelotta que cumple y gustó mucho.
-Prepostre pensado con diferentes quesos de la zona, frutos secos y cherries confitados. Acá aparecieron su Cabernet Franc y el GSM (Garnacha/Syrah/Monastrell). Divino ese Franc pues representa esas tierras.
-El postre, DIOS MÍO, el postre todavía lo saboreo en mi memoria: duraznos al vino y un helado de chocolate artesanal que por favor se los pido no se lo pierdan me piden la data por privado ah.
-Cafecito infaltable para el final y unas colaciones que mamita querida quiero llorar de lo ricas que estaban.

Datita de color: tienen visitas guiadas y degustaciones a la Bodega con almuerzos y cenas de tres o cinco pasos, con sus vinos y gastronomía propia, claro. Pueden pasar el día, o quedarse y disfrutar del alojamiento y pasar tiempo en la Finca. A gusto y piaccere, pero háganlo.

Degustación a pleno.

A lo más alto

El equipo de Aráoz de Lamadrid busca eso, “llevar al vino cordobés a lo más alto”: que cada copa de vino producido refleje este suelo serrano tan maravilloso, rico y aromático. Todo lo que se percibe mientras recorres el lugar, lo encontrás degustando sus varietales.

Son nueve cepas tintas Malbec, Syrah, Tannat, Petit Verdot, Ancelotta, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Monastrell, Garnacha; y dos uvas blancas: Chardonnay y Viognier. Uvas 100% del Valle de Traslasierra.

Fieles a estas tierras coluviales a 950 msnm -compuestas por cuarzo, mica y feldespato- se expresan intensos, de nariz intrépida, salvaje y floral y de boca suculenta, carnosos. De acidez correcta, lindo final.

Vinifican en tanques de acero inoxidable, la crianza se produce en barricas de roble francés para Reserva y Gran Reserva -entre 12 y 30 meses aprox- y desde hace unos años sumaron el método de crianza en ánforas, utilizando los famosos “Ovoid” -de un material polímero que brinda una microoxigenación natural al vino-.

En la variedad está el gusto así que VAN Y LOS PRUEBAN YA NO SÉ COMO DECIRLES.

En fin, el lugar es una locura, los vinos están muy ricos, la familia y el equipo son un diez, la bondad y servicio para el entorno me cambió la forma de ver muchas cosas y si, de verdad volví renovada de la montaña. Les deseo las mismas sensaciones.

Contacto

Reservas: [email protected]
Visitas: [email protected]
Teléfono: (011) 155-9110257
Calle s/n, camino al Champaquí, Traslasierra, San Javier, Córdoba.

(*) Valentina Livolsi, sommelier.

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