Vinos para el otoño

(*) Por Roberto Colmenarejo

“Las golondrinas dijeron adiós y se llevaron el tiempo estival. El duende inquieto del atardecer pinta las nubes de gris. Dueño el otoño del verde final, hermosa Córdoba de abril (…). Córdoba en otoño, música del alma, tardecitas por la peatonal. Mientras el Suquía lento se retira, mirando de reojo a la ciudad. Toda la magia que encierra tu ser, hermosa Córdoba otoñal”.

Sin decidirse a desembarcar del todo, parece que el otoño ha llegado a nuestra ciudad ya que los árboles empiezan a perder sus hojas, los días se están acortando y las noches se van poniendo más frescas.

Creo que esta es la época más hermosa que ofrece La Docta. Y sé ve que no sólo me gusta a mí, pues varios artistas le dedicaron inspiradas creaciones a esta estación en la ciudad, entre ellos el olvidado Walter Ramón Galindez -poeta y músico local nacido en el barrio de San Vicente en 1936-, quien escribió las bellísimas glosas de la canción “Córdoba en Otoño” que encabezan este texto.

Estamos en la estación de los contrastes; de esos días en que no sabemos cómo salir vestidos a la calle; de esas tardes en que agradecemos la piedad de un clima algo más benigno, aunque no querríamos que llegue el invierno; de esas nochecitas lluviosas y melancólicas, en que preferimos quedarnos en el cobijo del hogar viendo una película…

Es difícil elegir los vinos para este tiempo tan cambiante, así que hay que tener varias opciones a mano. Si quieren algunas sugerencias, aquí ocho buenos vinos “otoñales”:        

. Piedra Negra Alta Colección Pinot Gris 2012 ($42): Sigo este vino hace por lo menos seis cosechas, y siempre me subyuga con su diáfana nariz de flores y frutas. Un blanco exquisito, de esos que gustan incluso a quienes no beben vino con frecuencia. De perfil liviano, ágil y suavemente perfumado; acompaña con una boca de refrescante acidez y suave “petillant” (mínimas burbujas de gas carbónico, remanentes de la fermentación alcohólica). Un blanco apetitoso, óptimo para “abrir boca” en una comida con amigos.

. Caelum Torrontés 2012 ($50): Un torrontés mendocino que “rompe el molde” de lo que uno espera de la variedad. Un blanco de gran frescura, que desconcierta un poco en la primera olfacción (notas herbales y cítricas marcadas). Al agitarlo en la copa unos momentos aparecen los tranquilizadores aromas florales y de uvas frescas. En la boca es vivaz y gustoso, tienen una acidez filosa y final apenas amarguito -tan típico de nuestra uva emblemática- que le va muy bien. ¡Un vino para buscadores de rarezas! 

. Santa Julia Merlot 2011 ($31): Esta línea clásica de la bodega Familia Zuccardi nunca defrauda, ofreciendo productos livianos y correctamente elaborados para beber a diario. Este Merlot no es la excepción; con una nariz de neto perfil frutal -y toques especiados-, que se completa con una boca bien suelta y sabrosa, de taninos suaves y adecuada persistencia para el segmento. Un tinto para disfrutar en otoño cuidando el bolsillo.

. Valdeviña Reserva Pinot Noir 2010 ($45): Este vino está elaborado por la Cooperativa La Riojana, en la bodega que la empresa posee en Tupungato (Valle de Uco-Mendoza). Un Pinot Noir de color algo más subido de lo que uno espera, pero con una nariz muy  interesante para su rango (frutas maduras, frutas pasas, trazos especiados y herbáceos).  En la boca es un tinto sumamente fluido, liviano, de grado alcohólico bajo y taninos casi imperceptibles, con persistencia moderada. Muy buena aproximación a esta delicada -y a veces incomprendida- uva, sin gastar demasiado.

. Casarena 505 Esencia 2011 ($50): Este tinto joven es una de las últimas novedades llegadas desde tierras cuyanas, de la mano de una bodega debutante. Está elaborado con un corte de Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot; que ha tenido una breve crianza de tres meses en barricas francesas. El resultado es un vino de aromática seductora (frutas maduras, violetas, especias), que se abre paso a una boca ligera, bien jugosa, con gratas  sensaciones frutales y taninos moderados. ¡Un tinto sumamente versátil, para el asado o las pastas domingueras con la familia!    

. Caroyense Piú Pinot Noir ($45): Un vino espumoso de producción local -vinificado por el experimentado enólogo Santiago Lauret en Colonia Caroya- que sorprende a quienes lo prueban por primera vez. Está elaborado con uvas Pinot Noir de la región y bajo el método tradicional -con 8 meses de crianza sobre lías-. El resultado es una verdadera rareza; un tinto burbujeante -si, leyeron bien, tinto- de intenso color violáceo, nariz de frutas ácidas y levaduras, seguido de una boca agradablemente seca, fresca y de burbujas moderadas. Un producto muy logrado, que sorprende gratamente -pues hay pocos exponentes de este tipo de espumosos en el mercado-. Lo imagino ideal para maridar postres de chocolates, de esos que dan ganas de comer con la llegada de las primeras noches frías. Vale la pena el viaje hasta la bodega para comprar unas botellas.

. Gancia Spumante Italian Secco ($60): La moda de los aperitivos desembarcó con todo en Argentina, imponiendo nuevamente los vermouths y amargos en el consumo local. Esto abrió el juego también a los espumosos livianos, ideales para preparar los famosos “spritz” del norte de Italia (mezclas de bitters, macerados y vinos gasificados). Con una rapidez de reflejos notable, la marca Gancia -emblemática del aperitivo argentino- lanzó al mercado su vino burbujeante leve. Es un producto muy simple y agradable de beber; de aromas frutales y levemente herbáceos, con paso de boca seco, veloz y refrescante. ¡Para volver a disfrutar del ritual del “vermú”, como les gustaba a nuestros abuelos!    

. San Huberto Dulce Natural 2012 ($32): Los vinos dulces de buena calidad suelen ser productos de precio alto, por las dificultades que acarrea su producción. Sin embargo, aún pueden encontrarse algunas perlitas, como esta de la bodega riojana San Huberto. Un vino dulce natural elaborado con la variedad Moscato Giallo (Moscatel Amarillo), que ofrece un producto de seductora nariz (uvas frescas, damascos turcos, miel, flores blancas) y agradable paso por boca. Servido bien frio -para atenuar el dulzor- puede ser un gran escolta de helados o postres frutales.

Y para ustedes, ¿cuáles son sus vinos otoñales? 

(*)Sommelier y docente – robertocolmenarejo@hotmail.com

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