Seis vinos invernales

(*) Por Roberto Colmenarejo

“Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos autores para leer, y viejos amigos en quien confiar” (Francis Bacon, filósofo y escritor británico).

Aunque bastante remolón en un principio, parece que finalmente el invierno llegó a Córdoba para quedarse algún tiempo. Quienes pensaban que quizás podrían esquivarlo este año, han tenido que resignarse y sacar del placard los guantes y la bufanda.

La época invernal es excelente para disfrutar de una copa de vino, en la quieta tibieza del hogar, acompañando un plato suculento y humeante. Creo que el frío nos estimula a  beber una rica botella, siempre con moderación y compartiendo con nuestra familia.

Si se tentaron con la idea, aquí seis vinos para descorchar en este frío invierno cordobés: 

. Serie A Chardonnay-Viognier 2011 ($69): Los vinos blancos suelen perder parte de su atractivo durante el invierno, pues uno busca vinos más impetuosos y reconfortantes. Sin embargo, este producto de Zuccardi sale muy bien parado del desafío, por su buena intensidad y marcada presencia. Un blanco de aromática seductora; con trazos frutales (damasco, durazno, pera), florales silvestres, melosos y levemente avainillados. En la boca tiene su punto más alto; con entrada potente y seca, paso lleno, sensación frutal nítida, acidez adecuada y larga permanencia. Notable vino blanco, óptimo para escoltar una bagna cauda o fondue de queso.

. Jean Bousquet Grande Reserve Chardonnay 2010 ($110): Otro blanco ideal para la estación fría, apoyado en su gran estructura y complejidad. Un vino de bello color oro viejo, que denota su incipiente evolución. Tiene una nariz austera y elegante, con aromas de frutas blancas maduras (pera en almíbar, compota de manzana), miel, frutas secas y notas ahumadas muy sutiles de la crianza en roble. En la boca es untuoso y seco, voluminoso y complejo pero sumamente fluido -gracias a su firme acidez natural-, con prolongado retrogusto frutal y avanilllado. ¡Genial para acompañar unos sorrentinos de salmón suavemente salseados!

. Altos de San Isidro Cabernet Sauvignon 2010 ($75): ¡Qué bien que se dan los tintos de Cabernet Sauvignon en los Valles Calchaquíes! Me cautivan por su carácter brioso y medio salvaje, que los enólogos saben domesticar para darle una cierta elegancia. Aquí hay un excelente ejemplo, de la mano de novel bodega familia Herrero-Cerezo. Un vino de aromas especiados (pimienta, pimentón, clavo), frutales maduros y toques terrosos. En la boca tiene entrada seca, es intenso y pleno -como todos los vinos norteños-, con taninos firmes y considerable persistencia parar el rango. Un “tintazo”, ideal para los asados con amigos en estas gélidas noches invernales.

. Obra Prima Malbec 2009 ($85): En un país como el nuestro, donde la uva Malbec es casi omnipresente, son realmente pocos los productos elaborados con esta cepa que me seducen. Sin embargo, este vino es uno de ellos, con un estilo clásico y un precio más que razonable. Lo vinifica Federico Cassone con las espléndidas uvas que crecen en la centenaria finca familiar de Mayor Drummond (Lujan de Cuyo, Mendoza); para luego añejarlo pacientemente durante al menos doce meses en barricas de roble seleccionadas. El resultado es un tinto de nítida aromática frutal -ciruelas maduras, guindas, moras-, con dejos florales y suaves toques del añejamiento -cedro, vainilla, ahumado- muy bien integrados al conjunto. En la boca es sabroso y frutado, de entrada amable y paso muy sedoso, con taninos dóciles -“dulces”- que acompañan una persistencia desarrollada. ¡Un Malbec con mayúsculas, para disfrutar en compañía de la persona que se ama!      

CarinaE Reserva Syrah 2010 ($90): Brigitte y Philippe Subra son franceses y están  casados hace muchos años. Después de largo tiempo de vivir en su tierra natal, en 1998 decidieron cambiar de rumbo y se instalaron en Maipú (Mendoza). Compraron allí una bodega pequeña abandonada; y con mucho esfuerzo comenzaron su sueño enológico. Como Philippe tiene como hobby la astronomía, bautizaron al emprendimiento como CarinaE (una bella constelación de nuestro hemisferio, que se puede observar a fines del verano cuando comienza la vendimia). Entre los múltiples vinos que elaboran, este es uno los mejores. Un Syrah de excelente tipicidad varietal, que se expresa en una nariz seductora y envolvente; llena de notas frutales maduras (ciruelas pasas, higos secos),  especias dulces (canela, clavo, fenogreco) y crianza suave en roble (vainilla, caramelo). Al probarlo repite las sensaciones golosas de la nariz; con un paso de boca voluminoso, sabroso y seco, de taninos moderados que sostienen una permanencia muy agradable. ¡Sensual vino tinto, para maridar con un plato especiado como goulash de cordero!       

Desierto Pampa Pinot Noir 2007 ($96): La uva pinot noir tiene amplia difusión en el mundo, pero no ha logrado verdadera aceptación entre el público argentino (quizás por su extrema delicadeza, en contrapartida con los robustos tintos nacionales que solemos  beber). Si a este poco interés por la cepa, le sumo que estamos hablando de un producto vinificado en La Pampa, estamos en presencia de una rareza casi absoluta. Un tinto sutil y de color bordeaux pálido, con ribetes que dejan entrever una mediana evolución. La nariz es delicada, con aromas de frutas pasas, hojas secas, hongos y atisbos minerales. Al llevarlo a la boca es un vino muy suave; de gran fluidez, paso terso -por los taninos apenas perceptibles-, acidez balanceada y una interesante persistencia. Un vino que es “pura seda”, para sorprenderse probándolo algo refrescado junto a una bandeja de sushi.

¿Cuáles son los vinos que ustedes disfrutan este invierno?

(*)Sommelier y docente – [email protected]

Preguntá en Goulu y en Catar SRL por estos vinos recomendados.

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