Notas Vínicas: Un vermut letrado

Por Valentina Livolsi (*)

¿A quién no se le escapó una “guarangada” en algún momento inoportuno? ¿Cuántos mortales habrán hecho fuerza para no dejar salir un batallón de indignas palabrotas? Calmaos todos. Ser un poco “guarangos es algo que nos acompaña desde que nacemos y nos aventuramos a la vida. Y no está mal. O tal vez un poco sí, no lo sé, ya le mandaremos un mail a la RAE (weee). Peeeero la bebida de la que voy a hablar hoy nos trae una luz de esperanza para poder, como quien dice, soltar la lengua con tranquilidad. Además, está hecha en Córdoba, por cordobeses y, seamos sinceros, el cordobés es especialista en el despilfarro de pícaros vocablos. 

Guarango: De origen incierto, la última acepción de su significado viene del quechua «waranqu» y significa: “Persona torpe e incivil que no sabe guardar los miramientos de la buena educación. Descaro. Ordinario”. 

Con todo esto, no quiero decir que al tomar alcohol la persona se ponga ordinaria en el peor de los sentidos, para nada. En lo que quiero hacer hincapié es en la noción de soltura con la que uno puede hablar y distender y llegar a tópicos impensados, por ejemplo. A todos nos pasa, ¿o no?

Para esto, llegó El Guarango. Empecemos. 

Un poco de historia “vermutera”

La palabra vermut tiene su origen en Alemania y quiere decir ajenjo, que es el ingrediente principal de esta bebida y que además lo mantiene regio como desde el primer día. No se pica, no se cae y no se arruina con el tiempo. 

Debemos remontarnos unos siglos más atrás, al 460 AC para descubrir que fue Hipócrates de Cos el que maceró flores de ajenjo en vino y se encontró con un “vino de hierbas” como resultado y que llamó Hipocrás. Este famoso médico y filósofo de la Antigua Grecia lo usaba como remedio para la inapetencia y otros problemas de desnutrición. (¿Será por esto que lo tomamos antes de las comidas para abrir el apetito en la bien ponderada “hora del vermut” ? Yendo).

Esta antigua tradición también se propagó a los romanos quienes añadieron miel para endulzarlo. Llegó a la Edad Media siendo habitual en el Renacimiento y culturas monásticas, muy típico en Francia y Alemania donde se consumía caliente.

Su origen más “comercial” y que fue el puntapié para su distribución y creación mundial en la era moderna, es todo mérito de un italiano llamado Antonio Carpano, en el año 1786. Este señor creó una receta de aperitivo a base de vino y el ya nombrado ajenjo (vermut). Como consecuencia, una suerte de vino perfumado con hierbas y plantas. Rotundo éxito. 

A España, se le atribuye su origen con la reconocida marca Punt e Mes, pero el arte de elaborar esta bebida se remonta a Reus, teniendo lugar en 1892 la fecha en que se patentó la primera marca de vermut en manos de Joan Gili.

Si bien las bases para todo vermut son prácticamente las mismas, los productos para macerar este licor son muchísimos y pueden combinarse en cientos de formas. La clave de su aroma radica en el uso de los botánicos. 

Existen dos tipos bien diferenciados: el rojo o negro, y el blanco. El vermut rojo es originario de Italia y es más dulzón; el blanco por su lado fue creado en Francia y tiene una graduación alcohólica más alta, siendo en boca bastante más seco. 

Del mundo hasta la Córdoba actual 

Casualmente, El Guarango vio la luz gracias a la pandemia, que es el momento histórico en el que fue pensado y sacado al mercado. Rodri y Santi, dos amigos desde jardín de infantes y socios el día de hoy, empezaron a darle forma a un vermut desde su propia experimentación con botánicos y vino. 

Nos adentremos un poco más. Rodri estudió Ingeniería en sistemas y estaba haciendo cerveza, Santi ahora vive en Buenos Aires y trabaja en publicidad y diseño junto a Vicky, su novia. La imagen de la marca se pensó allá, el líquido se preparó acá. Se investigó, se probaron las muestras, se pensó su historia, llegaron al punto que buscaban y largaron nomás. 

El Guarango se comercializa en Córdoba y también en CABA, el reparto es personalizado, te recargan la botella, pues ecofriendly, el diseño de marca es impecable y con guiños maravillosos a toda la cultura vermutera. Les dejo obviamente su Instagram para que urgentemente vayan pidiendo su Guarango. 

Ustedes se preguntarán: ¿y por qué El Guarango? Bueno, este grupo de amigos, en plena búsqueda de un nombre adecuado para el vermut descubrió que cada vez que se juntaban a tomar algo, se ponían más “guarangos”, podían hablar de cosas que tal vez en otro momento no podrían… Y los llevó a un mundo de malas palabras que los divertían mucho.

Surge de esa forma su isologo (su mascota, pongámosle para hacerla más simple), “Librín”, un diccionario audaz que en cada botella, te enseña una “guarangada” diferente. “La marca apunta a tomarnos las cosas con humor sin faltar el respeto”, dicen.

Toda una propuesta novedosa. Compro. Quiero. Conozcan. 

Por esos giros de la vida, Rodri es novio de mi prima Romi, quien es la catadora número uno de estas creaciones, y fue que de esta manera llegó a mis manos y a los vasos que llenamos con tanta felicidad y curiosidad. Mis respetos. Excelente jugada, familia. 

El Guarango.

El Guarango

Buscaron salir del típico vermut italiano/español, por lo que esta locura coterránea es un vermut intenso, con 23 botánicos macerados y fortificados con gin lo que le aporta una complejidad de sabor y aromática más profunda, el gin tiene 16 botánicos de los cuales 11 están en común.

El macerado se realiza primeramente con gin ( también cordobés) por 48 hs y luego agregamos el vino, Torrontés de Salta y Malbec de Mendoza, aportando las características propias de cada varietal y lugar. Luego de 30 días de macerado se incorpora por 24 hs café de especialidad de Guatemala, aportando ese toque de frescura especial. 

Se endulzó lo justo y necesario para su balance y la versatilidad perfectos para que pueda ser tomado con soda, agua tónica o cócteles. 

Notas de cata

En vista, sorprende con un profundo color caoba y reflejos rojizos. Por su parte, en nariz aparecen aromas frescos del café, una fiesta de especiados perfectamente amalgamados con notas cítricas punzantes que abrazan su complejidad. 

Tips de sus creadores

  • Nosotros lo tomamos como se tomaba en casa como aperitivo, con un gajo de naranja, hielo y soda.
  • Ahora con el fresquito, al tomarlo puro acompañado de un chocolate 70% cacao, se han disfrutado algunas copas.
  • Espumoso: 2 oz El Guarango

                               1 oz vino espumoso

                               ½ oz de agua tónica

                               Gajo de limón

                               Hielo

La versatilidad del vermut, el arte de las groserías, el solcito de la siesta y, porqué no, el fresquito de un lindo patio hacen la combinación perfecta para dejarse llevar por -e inundar- cada sentido, vociferar ideas, desentonar canciones y abrazar la amistad que sin ella, ninguna palabra tendría sentido y ningún proyecto sería realidad. 

(*) Sommelier

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