La vida gastronómica de Leonardo Da Vinci

“El descubrimiento de un buen vino siempre es mejor para la humanidad que el descubrimiento de una nueva estrella.”

Leonardo Da Vinci

 

Alberto Walter Marengo se describe como un “embajador itinerante de la vida y obra de Leonardo Da Vinci”. Vive en Villa General Belgrano y, en conversación con Circuito Gastronómico, dice que no le gusta hablar sobre el supuesto libro de cocina del genio italiano, a quien algunos le ortorgan haber cambiado la historia de la gastronomía.

Es que no hay prueban fehacientes de que Da Vinci, considerado como uno de los grandes genios de la historia de la humanidad, por sus aportaciones a la pintura, la escultura, la ingeniería, la arquitectura, la astronomía, la literatura e inclusive el diseño,  haya escrito un libro de cocina”, dice Alberto.

 

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“No hay pruebas que sea obra de Leonardo. Nadie vio el Códice Romanoff, que supuestamente lo tenía el Zar Alejandro II en Rusia y lo pasó a sus herederos. Es allí de donde se sacaron los datos para escribir el libro. Menciona porotos, papa y maíz, elementos que recién llegaron a Europa después del descubrimiento de América”, apunta el experto.

“Eso sí, lo que sí escribió y quedó para siempre- prosigue Marengo- son sus comentarios sobre las maneras de comportarse en la mesa. Algunas de ellas son muy graciosas”, anuncia.

Da Vinci y la gastronomía.

El listado

“Éstos son hábitos indecorosos que un invitado a la mesa de mi señor no debe cultivar (y baso esta relación en mis observaciones de aquellos que frecuentaron la mesa de mi señor durante el pasado año)”, decía Leonardo:

Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado. Tampoco ha de poner la pierna sobre la mesa. Tampoco ha de sentarse bajo la mesa en ningún momento.
No debe poner la cabeza sobre el plato para comer. No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento.
No ha de poner trozos de su propia comida de aspecto desagradable o a medio masticar sobre el plato de sus vecinos sin antes preguntárselo.
Ni utilizar su cuchillo para hacer dibujos sobre la mesa.
No ha de tomar la comida de la mesa y ponerlo en su bolso o faltriquera para comerla más tarde.
No ha de limpiar su armadura en la mesa.
No ha de morder la fruta de la fuente de frutas y después retornar la fruta mordida a esa misma fuente.
No ha de escupir frente a él. Ni tampoco de lado.
No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
No ha de hacer ruidos de bufidos ni se permitirá dar codazos.
No ha de poner los ojos en blanco ni poner caras horribles.
No ha de poner el dedo en la nariz o en la oreja mientras está comiendo.
No ha de hacer figuras modeladas, ni prender fuegos, ni adiestrarse en hacer nudos en la mesa (a menos que mi señor así se lo pida).
No ha de dejar sueltas sus aves en la mesa, ni tampoco serpientes ni escarabajos.
No ha de tocar el laúd o cualquier otro instrumento que pueda ir en perjuicio de su vecino de mesa (a menos que mi señor así se lo requiera).
No ha de cantar, ni hacer discursos, ni vociferar improperios ni tampoco proponer acertijos obscenos si está sentado junto a una dama.
No ha de hacer insinuaciones impúdicas a los pajes de mi señor ni juguetear con sus cuerpos. Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa.
No ha de golpear a los sirvientes (a menos que sea en defensa propia).
Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.

Contacto con Da Vinci

Alberto Walter Marengo ofrece charlas sobre la Vida y Obra de Leonardo Da Vinci, a los colegios y en la noche a los oyentes de toda edad.

Contacto: (03546) 155-36609.

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