Por Mauro Peñaloza
Llega el sábado por la noche y como mosquitos espantados por el calor necesitamos dar vueltas en busca de un buen plato y un encantador momento para picar. Así, nos dispusimos a ir a “la terraza”, hablamos de Kiui, un resto bar ubicado en el corazón de Güemes, más precisamente en la Galería Muy Güemes (Fructuosa Rivera 260). Allí, la atractiva arquitectura con luces colgantes, mesas rústicas, plantas en sus paredes y buena música del lugar nos sorprendieron y esto nos atrajo para poder ir a investigarlo.
Al subir la escalera para poder llegar a esta terraza nos recibió uno de sus encargados que con un gentil “buenas noches” nos dió la bienvenida a este lugar tan particular. Luego nos derivó a una mesa (previamente reservada) donde ya estaba todo listo para poder comenzar la batalla de sabores. Al sentarme noté un clima diferente: había familias, grupos de amigos y amigas, y alguna que otra pareja que se amparaba en la luna de un sábado romántico y caluroso.
Para tomar, nos pedimos una buena cerveza de marca nacional y popular. Junto con ello decidimos comenzar con lo recomendado de la carta en entrada y, para compartir, papas con matambrito de cerdo rebozados en limón y perejil. El servicio fue impecable, y en menos de 10 minutos teníamos nuestro pedido en la mesa, un plato llenador y “pulposo” que realmente nos atraía con su buena presentación. Luego, y ya entonados por los sabores, decidimos probar lo recomendado por el excelente camarero mexicano que sobresalió con su atención: era el turno del Solomillo de Cerdo a la mostaza acompañado de batatas rejillas y papas rústicas. Las papas tenían la particularidad de estar condimentadas con una siracha tailandesa que le daba el picante al plato que, por supuesto, era para compartir. El plato nuevamente fue servido a los pocos minutos y la presentación era muy vistosa ya que el cerdo venía tal como fue cocinado, envuelto en su papel aluminio arriba de una plancha. Realmente atractivo, pero incómodo al momento de servir el plato, punto negativo. Dejando esto de lado, realmente al probar este solomillo que se deshacía en nuestras bocas nos olvidamos de cómo venia presentado y decidimos devorarlo y apreciarlo. Otra particularidad: buen punto de cocción y excelente mostaza casera para cocinar junto al caldo.
Ya con el apetito realmente saciado, nos trajeron la carta de postres que, si bien es reducida, cuenta con buenas propuestas para endulzar una linda juntada. “Bavarois” fue el plato elegido, una gelatina a base de chocolate blanco rellena de frambuesas acompañada de una cazuelita de chocolate amargo tibio, que hizo que nuestra noche se convirtiera en delicada y suave. Realmente exquisito postre que me hizo recordar mucho a la panacota que tanto adoro.
Finalmente, y con su mesero totalmente a disposición, decidimos probar dos tragos de autoría ya que me enteré que Kiui renovó carta de coctelería y por ello decidimos probar “El argento” un trago a base de yerba mate, gin inspirado en aires de campo, realmente exquisito; y luego llegó “Montañita”, un exquisito cóctel cremoso a base de banana flameada en ron, licor de dulce de leche cacao y su ingrediente poderoso: la canela. Este trago dio el golpe final a nuestra degustación.
Kiui es un lugar realmente muy atractivo y amable para ir a conocer, donde el servicio es algo que lo caracteriza pero por sobre todo su propuesta con platos abultados que dejarán satisfechos a sus comensales.
¡Volveremos Kiui!