Día del Medio Ambiente: La importancia de la alimentación orgánica

El 5 de junio es el Día Mundial del Medio Ambiente y queremos celebrarlo destacando la importancia de la alimentación orgánica, tanto para nuestros cuerpos como para el planeta.

«Los alimentos orgánicos, biológicos o ecológicos son aquellos que se cultivan, crían y procesan utilizando métodos naturales y cuyo principal objetivo es lograr un producto alimenticio que no contenga aditivos químicos ni compuestos sintéticos. Otra ventaja de estos alimentos es que favorecen al medio ambiente mediante el uso de sistemas no contaminantes», explica la licenciada Liliana Grimberg, coordinadora del Área de Nutrición del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna.

El objetivo de los llamados alimentos orgánicos es obtener alimentos más sanos para los consumidores, para los trabajadores y para el ecosistema. Es condición necesaria que los alimentos orgánicos no contengan agroquímicos ni pesticidas, y se prohíbe expresamente el uso de plantas o semillas transgénicas (semillas modificadas genéticamente para obtener una mayor producción, logrando que sean más aptas a los suelos y condiciones climáticas o a las plagas).

La mejor calidad del alimento orgánico se manifiesta en la mayor cantidad de vitaminas y minerales que contienen y en su sabor más intenso, resultado de respetar los tiempos de maduración y la no utilización de procesos o aditivos que fuercen el crecimiento de plantas y animales. En el caso de los animales se elimina el uso de hormonas y antibióticos como formas de aumentar el rendimiento de la producción.

«La mayoría de nosotros le ‘entregamos’ el poder de nuestra alimentación a las empresas. A los productos procesados, empaquetados, congelados, con poca calidad de materia prima, en su mayoría a base de soja y maíz transgénicos», señala la licenciada Grimberg.

Estas son sus recomendaciones para una alimentación saludable:

¿Qué consumir?

GERMINADOS

Beneficios. Favorecen los procesos de desintoxicación, depuración y eliminación de toxinas almacenados en los tejidos o en la sangre. Los germinados, especialmente de legumbres, proporcionan al organismo los ocho aminoácidos esenciales. Fortalecen el sistema inmune y el sistema nervioso. Alcalinizan la sangre. Son antioxidantes, combaten la acción de los radicales libres previniendo el envejecimiento prematuro. Facilitan la digestión, activan los procesos de regeneración y desinflamación del aparato digestivo. Mejoran el funcionamiento intestinal, alivian el estreñimiento, fortalecen el intestino y la flora intestinal. Cuando se trata de semillas con más clorofila -como las de trigo y las de alfalfa- se activa el metabolismo celular, suben las defensas y la capacidad regeneradora de las células, entre más bondades.

¿Cómo prepararlos? Se pueden comprar en dietéticas y en algunas verdulerías o germinarlos en el hogar. La mayoría de las semillas, cereales y legumbres germinan. Las más usadas son lentejas, garbanzos, arroz, mijo, quínoa, cebada, avena, alfalfa, chía, girasol. Colocar las semillas en un frasco grande de vidrio. Remojarlas en agua potable. Este proceso de activación elimina antinutrietes y las prepara para germinar. Tirar el agua de remojo.

LECHES VEGETALES

La leche de vaca, uno de los productos básicos de nuestra alimentación, tiene cada vez más detractores. La prueba es que una gran cantidad de chicos y adultos con asma crónico y alergias respiratorias o de piel revierten sus cuadros al dejar de consumir lácteos. Sucede que la caseína presente en estos productos -una proteína de gran tamaño y muy indigesta para nuestro organismo- produce una gran cantidad de flemas y mocos. Teniendo en cuenta estos motivos, cada vez más personas buscan una alternativa más saludable. Las elegidas, en este caso, son las leches vegetales, preparadas con semillas, frutos secos o cereales, y con múltiples propiedades.

Algunas de sus virtudes. Resultan una gran fuente de calcio, por eso sustituyen a los lácteos, y también de hierro, magnesio, hierro y vitamina E. No contienen lactosa ni colesterol. Aportan ácidos grasos esenciales, como los omega 6 y 3, que estimulan la actividad mental, contribuyen al funcionamiento de los sistemas circulatorio y nervioso y fortalecen las defensas. Aportan antioxidantes que previenen el envejecimiento prematuro de la piel. Ayudan a eliminar toxinas del organismo. Contrarrestan la digestión lenta, los problemas de estreñimiento y el colon irritables. Brindan resultados favorables en casos de problemas respiratorios, diabetes y osteoporosis. Además, son aptas para todos los estadios de la vida. Pueden consumirse a partir de los seis meses de edad. En este caso, el médico pediatra indicará la cantidad y elección del ingrediente más conveniente.

Variedad y gusto. En cuanto a los ingredientes para prepararlas, son válidas semillas, frutos secos y cereales. Aunque, por su aporte de calcio, las almendras, la nuez, el sésamo y el alpiste (tiene que ser una versión apta para consumo humano) son los más elegidos. Otro consejo es ir cambiando de semilla o cereal en la semana, ya que cada tiene nutrientes diferentes.

¿Cómo prepararlas? La receta básica es muy sencilla. Se necesita una taza de frutos secos, semillas o cereal por 750 cc. de agua. Se remojan las semillas en agua; este proceso permitirá la eliminación de antinutrientes y despertará el poder enzimático de los vegetales. Pasadas de 8 a 12 horas, retirar el agua de remojo y licuar con agua apta para consumo preferentemente filtrada. Luego, filtrar el líquido blancuzco con un lienzo o bolsa para leche vegetal, apretando bien para extraer todos los nutrientes. En el caso del arroz, debe cocinarse antes, y en cuanto a los cereales, pueden prepararse crudos o cocidos. Para conservarlas, colocarlas en una botella de vidrio con tapa en la heladera. La vida útil es de 2 a 3 días aproximadamente. Se pueden consumir solas, mezcladas con frutas en licuados o como chocolatada, con cacao amargo y Stevia. Las opciones para saborizarlas: canela, extracto de vainilla, menta, jengibre, semillas de cardamomo, ralladura de limón o naranja, menta, Stevia fresca, cedrón.

QUÍNOA

Es un alimento que está de moda, pero que viene cultivándose en los Andes sudamericanos desde hace 5000 años, por lo que es y ha sido un cultivo fuente de alimentación de los pueblos andinos. La quínoa no es más que una semilla, pero con características únicas al poder consumirse como un cereal. Como tal, la quínoa provee la mayor parte de sus calorías en forma de hidratos complejos. Si comparamos la quínoa con la mayor parte de los cereales, ésta contiene muchas más proteínas y grasas, aunque éstas últimas son en su mayoría insaturadas, destacándose la presencia de ácidos omega 6 y omega 3. Respecto al aporte calórico, la quínoa es semejante o levemente superior a un cereal, pues contiene menor cantidad de hidratos. Si nos referimos a los micronutrientes, en la quínoase destaca el contenido de potasio, magnesio, calcio, fósforo, hierro y zinc entre los minerales, mientras que también ofrece vitaminas del complejo B en cantidades apreciables y vitamina E con función antioxidante.

Los beneficios. Al poder emplearse como un cereal, es especialmente beneficiosa en la dieta de personas celíacas, ya que no contiene gluten. Asímismo, por su alto contenido en fibra y su mayor aporte proteico respecto a los cereales, la quínoa tiene un bajo índice glucémico, lo que la vuelve ideal para personas con diabetes o que desean adelgazar con una alimentación sana. También es de gran ayuda para controlar los niveles de colesterol en sangre, ya que su fibra y sus lípidos insaturados favorecen el perfil lipídico en el organismo. También contribuye a revertir el estreñimiento dado su alto contenido de fibra insoluble, y puede ser de gran utilidad en la dieta de personas vegetarianas, ya que posee una elevada proporción de proteínas y también, es buena fuente de hierro de origen vegetal.

Cómo prepararla. Para comenzar a emplear la quínoa es importante hacer un lavado previo de las semillas, frotando las mismas suavemente con las manos, bajo el agua, de manera que se quite la capa de saponinas que recubre las semillas y que, de quedarse allí, aportaría un sabor amargo. La saponina es una sustancia tóxica para consumo tanto de humanos como animales, con propiedades parecidas a las del jabón. No debemos remojar, sino lavar y enjuagar. Posteriormente, hervimos tal como si fuera arroz, por espacio de 15 a 20 minutos o hasta que se abra la semilla. Colamos y listo para usar. Se puede utilizar en todo tipo de preparaciones como ensaladas, guarniciones con diferentes tipos de carnes, como rellenos de hortalizas, revueltos de verduras, etc.

 

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