De los Mirage a los mejores vinos

Por Alejandro Maglione (*)

El asunto

Esas cosas de la vida y la buena suerte, una buena amiga me dice «¿Querés almorzar con Laurent Dassault y aprovechar para charlar un rato con él?». Obviamente, le respondí de inmediato que por supuesto me interesaba. ¿A quién podría no interesarle compartir un rato con uno de los hombres más ricos de Europa, con una vida polifacética, enamorado del polo argentino, pero más enamorado de los vinos que está haciendo en nuestro país, aparte de los que produce en Burdeos, en Francia?

El hombre

Laurent es heredero del complejo industrial que fundara su abuelo Marcel, y al hojear la historia de su vida y sus actividades, parece imposible que una sola persona haya podido deambular por ámbitos tan diversos, siendo como es, un hombre aún joven, ya que nació en 1953. Su recorrido empresario lo ha llevado a presidir el banco del grupo; ocuparse de los negocios inmobiliarios; dirigir en distintos momentos la parte industrial aeronáutica, y un largo etcétera. En fin, un ejercicio de capacidades diversas absolutamente extraordinarias, que realmente dejan boquiabierto a cualquiera.

Apasionado por el arte, se lo reconoce como un hábil negociante en este rubro. Así, ha pasado por la administración de la Asociación de Amigos del Centro George Pompidou. Luego fue nombrado Administrador de la Sociedad de Amigos del Museo Nacional de Arte Moderno de París, actividad que comparte como Administrador de la Asociación para la Difusión Internacional del Arte Francés (ADIAF). Es también Presidente de los Amigos del Fondo Regional de Arte Contemporáneo de Acquitania. En noviembre del 2009 abre una galería especializada en Diseño Contemporáneo en Pekín; y llega a nuestro país viniendo de inaugurar una segunda galería en Hangzhou.

El encuentro

Me lo presentaron cuando estaba bajando de una Bugatti 1930 azul, que lo trajo de un campo próximo a Pilar, donde había jugado un partido de polo, su gran pasión deportiva. Llano y afable como son todos los grandes de verdad, siempre estuvo acompañado por Bernard Otto, que es el brazo derecho de Benjamín de Rothschild, su amigo y socio en Clos de los Siete en Mendoza.

Conoció la Argentina en el año 2000, cuando lo trajo un asunto de venta de aviones, quizás uno de los costados más conocidos del Grupo Dassault, al menos en nuestro continente, donde los Mirage son una leyenda.

El vino

En el negocio de Clos de los Siete lo introdujeron, alguien a quien respeta totalmente en el tema del vino, Michel Rolland, y Nadine de Rothschild, madre de su amigo y socio Benjamin. Esta bodega Flecha de los Andes es con la que decidió quedarse finalmente, luego de intentar una incursión con otra que había adquirido en Chile.

Le pregunté el porqué de haberse introducido en el negocio del vino, y me respondió: «Bueno, en el negocio del vino ya estaba en Francia, dado que con mi familia, en la región de Saint Emilion, somos propietarios de Châteu Dassault, Château Lafleur y Châteu Faurie de Souchard . Siempre sentí que el vino es emoción» . Y agrega: «La primera vez que llegué a Mendoza, me enamoré de la cordillera; me enamoró la luz que hay por todos lados, y me di cuenta que el encanto no son solamente los vinos» .

El de la luz abundante y generosa de Mendoza, es un tema recurrente en los franceses que la visitan. Nada como haber pasado unas semanas en París o Reims en pleno invierno, para saber de qué se trata esa falta de luz que experimentan. La noche a las 4 de la tarde puede afectar el ánimo de cualquiera.

Laurent Dassault también me contó que le gustó mucho que en el exterior la imagen de la Argentina se asocia con la imagen de su vino. Recordó que la primera cosecha que tuvieron fue en el año 2004, que se embotelló finalmente en el 2006. Y afirma sin dudar: «Los franceses se enamoraron del malbec argentino, aunque no especialmente del malbec en general» .

Le hago notar que pocos afortunados podemos tomar el Flecha de los Andes en nuestro país, y me explica que esto es lógico si se tiene en cuenta que el 90% de la producción hoy se orienta a ser vendida en Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos, Canadá o Bélgica, Mientras me contaba esto, no pude dejar de pensar que, contactos en esos mercados no le han de faltar al hombre.

Sus visitas

Para alguien que hoy está aquí -tuvimos que apurar la charla, porque tenía que cambiar su indumentaria de polo y partir para Ezeiza, donde lo esperaba su avión particular- y mañana en los Emiratos Árabes; dos días después debía pasar por Francia a atender algunos asuntos, para de allí seguir a los Estados Unidos y posteriormente a China, la pregunta fue ¿qué tiempo le dedica a la Argentina?: «Trato que sean siempre dos semanas. Una en noviembre que debe coincidir con el Campeonato Argentino de Polo y otra en marzo, porque me interesa estar presente en la vendimia, que dicho sea de paso, sepa que este año esperamos una gran cosecha si todo sigue bien» .

Me llamó la atención, porque tanto él como Bernard Otto fueron categóricos al afirmar que en Buenos Aires se hospedan en un hotel que ellos consideran como el mejor del mundo. Así, sin vueltas. Y Dassault remató: «Y nuestro lugar favorito para comer es La Brigada«. Allí pensé de inmediato si Hugo Echevarrieta, habituado como está a recibir constantemente la visita de extranjeros, se habrá dado cuenta que de tanto en tanto disfruta de sus mollejas uno de los hombres más poderosos del mundo.

Botellas

Siendo como soy, fan de las botellas Magnum, le pregunté cuál era su preferencia: «Ciertamente la Magnum es un tamaño ideal, perfecto. Pero personalmente me gusta más la que ahora se está usando mucho en Francia, que es la doble Magnum».

Cepas

Quise saber qué cepas le interesa producir en la Argentina y no duda: «Fuera del Malbec, me gusta como se dan el Cabernet Franc, el Cabernet Sauvignon y Syrah».  De más está decir que son las cepas que se encuentran en sus viñedos mendocinos.

Vistaflores

Recuerda Laurent que cuando fue tentado en 1998 por Michel Rolland a emprender la aventura de Clos de los Siete, el lugar no parecía valer nada. Todo era arena y piedras, y los cinco emprendedores originales, piensa que eran mirados como locos por seguir al famoso enólogo en ese empeño. Hoy, simplemente de calcular lo que valen aquellas 1000 hectáreas originales, con relación al precio que fueron pagadas, los debe hacer sentir más que satisfechos.

Pero claro, cuando hay «con qué», como decía mi abuela, las cosas resultan. A esos terrenos yermos se le introdujeron todas las tecnologías más modernas de cultivo existentes en el mundo. Se aplicaron procesos en base a sistemas gravitacionales. No se ahorró en lo más mínimo en todo lo que fuera necesario. Hoy, sin duda, esa zona a 120 kms. al sur de Mendoza es una de las que está más de moda en la provincia.

Finalmente con Rothschild y el apoyo fundamental de Otto, es que separan la bodega del condominio y comienzan a producir el Flecha de los Andes, que hoy está presente en el mercado con el Gran Corte , el Gran Malbec y en una gama más accesible el Punta de Flechas .

Me consulta cuál es el que prefiero, y le explico que no soy objetivo, porque mi corazón y paladar siempre está más cerca de los vinos de corte que de ningún otro, por lo que mi preferido en el caso de su bodega es el Gran Corte. Me entusiasmó cuando me dijo: «Coincido con usted, a mí también es el que más me gusta» .

Conclusión

Realmente me sentí privilegiado de haber podido conocer y conversar sin apresuramientos con un personaje de este calibre. Mi última pregunta tuvo una ligera carga de indiscreción, porque quise saber si estaba estudiando alguna otra inversión que pensara hacer en la Argentina: «¡Por supuesto! No puedo revelarle cuales, pero tengo cuatro proyectos ya en estado avanzado de desarrollo para implementarlos apenas las condiciones lo permitan. No dude que América Latina es el continente dónde invertir en estos momentos, y la Argentina, en mi opinión, el mejor lugar» .

No hace falta agregar nada más. 

(*) Nota de Alejandro Maglione para ConexiónBrando
[email protected] / @crisvalsfco 

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