(*) Por Roberto Colmenarejo
Casi sin darnos cuenta, ya estamos sobre las fiestas de de fin de año. Hay que empezar a hacer la lista de las compras para los múltiples brindis que se avecinan. Y los vinos espumantes son siempre una fija en esta época, ¿qué sería de una celebración sin el entrechocar de dos copas con la burbujeante bebida?
Los argentinos somos un caso bastante raro con los vinos efervescentes. Somos el país que más bebe este tipo de productos (sacando a la Europa Mediterránea, por supuesto). Sin embargo, las estadísticas dicen que consumimos menos de un litro por persona por año. De este bajo índice -algo más de una botella per cápita-, más del 80% se vende entre noviembre y enero. Esto quiere decir que inmensa mayoría de los habitantes de nuestro país apenas disfrutan un par de veces al año de una copa de vino espumante.
Además de esta marcada estacionalidad, el mercado de los vinos espumantes argentinos está muy concentrado en 6 o 7 grandes bodegas elaboradoras, que acaparan un inmenso segmento del mercado. Si bien los productos de estas empresas son de notable calidad y no deben ser desdeñados jamás, en esta breve nota voy a recomendar algunos productos menos conocidos, de firmas más pequeñas o que poseen un diferencial de estilo que los hace distintos y atractivos. Aquí van mis siete sugerencias para investigar:
. Familia Cecchín Espumante Dulce Natural ($42): Un vino blanco suave, fragante y moderadamente dulce; elaborado en la pequeña bodega de la familia Cecchín, con uvas orgánicas de la variedad Moscatel de Alejandría. Los aromas de este espumante son muy frescos y frutales (uvas, duraznos blancos, cítricos) y sus burbujas son pequeñas e integradas. ¡Un producto de gran calidad y pequeña escala de producción, que merece la pena ser probado!
. Melodía Malbec Brut Rosé ($48): Otro espumante muy amable al paladar y de notable elaboración, vinificado en rosado con uvas malbec de Mendoza. El sabor es apenas abocado, agradable y muy frutado (ciruelas, frambuesas, frutas finas). Me parece un vino ideal para beber en el aperitivo; o incluso para brindar a medianoche acompañando las dulzuras típicas de la Navidad -pannetone, budines, turrones, etc.-, ya que al no ser un producto tan seco maridará adecuadamente con los bocados dulces.
. Alfredo Roca Brut ($53): Un verdadero clásico de San Rafael, de notables méritos pero lamentablemente poca difusión en nuestro medio. Un espumante muy agradable de beber, con sobrios aromas frutales -manzana verde, duraznos blancos, cítricos- sumados a una boca fresca, frutada y de burbujas finas y persistentes. Este producto es fiel al estilo de esta bodega, siempre haciendo vinos delicados y sabrosos ¡Un espumante para descubrir y adoptar!
. El Esteco Torrontés Dulce ($57): ¡El espumante que se merecía nuestra uva autóctona! Un exquisito vino efervescente de torrontés, con toda la tipicidad de la uva y la región que le da origen (Cafayate, Salta). Sus aromas son muy primarios, recordando a las uvas frescas y las flores de azahar. En boca el vino es sabroso y bien dulce, pero no empalaga por su balanceada acidez y moderada presencia de gas carbónico. ¡Un vino muy rico, que será pasión de multitudes cuando lo descorche en su mesa!
. Alma 4 Bonarda 2005 ($77): Un espumante tinto (si, leyó bien, tinto) que es una rareza en nuestro mercado. Fue concebido por un grupo de innovadores enólogos mendocinos, comandados por Sebastián Zuccardi. Un producto diferente por donde se lo mire. Sus aromas son típicos de vino tinto (mermelada de ciruelas, jalea de membrillos, pasas de uva), bien combinados con algunas notas de levaduras frescas. En boca es voluminoso, de entrada apenas golosa, taninos casi imperceptibles y muy buena acidez. ¡Rareza absoluta, que todo enófilo debe degustar alguna vez en su vida!
. Extrême Methode Champenoise Extra Brut ($110): Un vino espumante con palabras mayores, elaborado en nuestro país pero con todo el “expertise” francés por detrás. Un producto de notable calidad, vinificado con uvas chardonnay y pinot noir por el método tradicional (segunda fermentación en botella, con un largo reposo sobre lías antes de salir a la venta). El resultado final es un producto de gran carácter y elegancia. En la nariz hay una interesante complejidad de aromas, que va desde los frutales -frutas blancas- hasta las notas de levadura fresca, pan de brioche y frutos secos. En la boca el vino tiene cuerpo medio, buena acidez y burbujas pequeñas que dan una sensación cremosa muy agradable. ¡Un gran producto, para descorchar con grandes amigos!
¡Para terminar esta nota quiero levantar mi copa y hacer “chin-chin” con todos ustedes, apreciados lectores, deseándoles una Feliz Navidad y un buen comienzo del año 2012!
(*) Sommelier y docente – [email protected].
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