Por Mauro Peñaloza
Si hablamos de comida casera, pulposa, sabrosa con aromas increíbles y alemana entonces hablamos del renovado Bavaria, restó que me abrió sus puertas para una expectante cena.
Con cambios en su iluminación e infraestructura, realmente pintoresco, me decidí a sentarme y disfrutar de los manjares alemanes. Lo primero que se deslizó sobre la mesa fue una tabla de cervezas shots para degustar, donde podíamos encontrar desde una rubia caramelizada a una roja, pasando por la tostada hasta una de maíz. Realmente todas deliciosas.
Pero aún sin poder acabarlas, pusieron sobre la mesa un maultaschen: sorrentinos alemanes rellenos de carne y espinaca con una delicada salsa que empezaba a enamorarnos por completo. Junto a ello, y de inmediato, un gulasch mit spatzle, riquísima bola de lomo en forma de guiso con spatzle; realmente la mezcla de sabores era perfecta ya que la cerveza era la mejor compañía que podían tener.
Ya casi pidiendo “pido”, los responsables de Bavaria, Lucas y Dimas, nos hacen probar un haxen mit bayrisch kraut. Difícil nombre ¿no?, pero exquisito de verdad: pierna de cerdo al horno acompañada de chucrut, puré de papas, mostaza cacera, y curry de tomates. No había lugar para decir nada, la mesa estaba callada y es que la belleza gastronómica nos invadía en cada momento al punto de dejarnos sin palabras.
Mientras hacíamos el brindis con unas buenas “rojas”, apareció casi imperceptible una copa, bella en su aspecto y con una variedad de colores que llamaba la atención, y es que con una combinación de chocolate amargo, semi y blanco conformaban las tres capas de unos de los postres más rico que yo he probado. Se trataba de la mousse triple capa de chocolate; una enorme satisfacción y placer probarla.
Ya llenos y saludando no quedaba otra cosa que irse a dormir soñando en que se repita. ¡Prosit Bavaria!
