Argentina tuvo su mundial de sommeliers

(*) Por Roberto Colmenarejo

 

Del 15 al 20 de abril se realizó en Mendoza la decimoquinta edición del Concurso Mejor Sommelier del Mundo 2016, organizado por la Association de la Sommellerie Internationale (ASI), la Asociación Argentina de Sommeliers (AAS), la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) y los Ministerio de Cultura y Turismo de la provincia anfitriona. Un trabajo mancomunado de casi tres años, que se vio coronado con la realización de este evento de proporciones colosales.

El concurso trajo a nuestro país a más de 400 personas (competidores, comitiva oficial y periodistas acreditados), quienes durante cinco intensos días pudieron disfrutar de la hospitalidad, la gastronomía y, por supuesto, los grandes vinos de Argentina.

Con una organización impecable, las fases eliminatorias de la competencia se alternaron con variados eventos sociales (comidas, catas guiadas, ferias de vinos), permitiendo así que todos los asistentes pudieran disfrutar de su estadía. Sin dudas que los competidores llevaron la parta más ardua; pues los exigentes exámenes teóricos, las catas a ciegas y las pruebas de servicio los tuvieron ocupados gran parte de la segunda y tercera jornada.

Luego de dos días de extenuantes competencias -donde se midieron 60 concursantes, todos campeones en sus respectivos países- fueron proclamados los tres finalistas, quienes se enfrentarían el último día del evento para tratar de obtener el premio mayor.

Los competidores que llegaron a la instancia final fueron Julie Dupouy (Irlanda), David Biraud (Francia) y Jon Arvid Rosengren (Suecia). Los representantes argentinos no alcanzaron la clasificación, aunque tuvieron una notable performance: Paz Levinson quedó cuarta en el ranking general, mientras que Martin Bruno fue vigesimonoveno.

La gran definición se llevó a cabo en el imponente marco del Teatro Independencia de la ciudad, con sus 600 ubicaciones cubiertas por las comitivas, periodistas e invitados. Para quienes no pudieron acceder a presenciar en vivo la competencia, se proyectó en simultáneo en uno de los salones del Hotel Hyatt (contiguo al teatro). Quienes estaban más lejos, también pudieron seguir virtualmente las instancias decisivas (vía streaming).

La vibrante final tuvo lugar frente a un implacable jurado de prestigiosos sommeliers  (entre ellos, 13 de los anteriores campeones mundiales). Los tres participantes de esta instancia decisiva tuvieron que demostrar sus conocimientos y habilidades prácticas en 11 complejas pruebas cronometradas, que incluyeron: cata a ciegas de vinos y bebidas alcohólicas del mundo, reconocimiento de etiquetas, corrección de errores en una carta de vinos, decantación de botellas tamaño magnum, venta sugestiva de vinos, destilados y café, preparación de cócteles, servicio de precisión de vinos espumosos y hasta una divertida prueba de “cultura general vitivinícola” -con imágenes relacionadas al vino, que los concursantes debían reconocer-. Para darle aún más dramatismo y dificultad a la definición, los competidores debieron pasar todas las pruebas utilizando otra lengua que no fuese la materna (en esta oportunidad, los tres profesionales eligieron el inglés).

Luego de casi cuatro horas de contienda, el jurado internacional proclamó al candidato sueco Jon Arvid Rosengren como XVº Campeón Mundial de Sommeliers 2016Rosengren tienen apenas 31 años, pero exhibe una dilatada trayectoria en el mundo del vino: fue campeón de los países nórdicos en 2009, dos veces campeón de su país -en 2010 y 2011-, así como campeón de Europa en 2013. Actualmente trabaja en el reputado restaurante neoyorkino Charlie Bird.

El mundial desde adentro
Tuve la oportunidad de participar como voluntario en este mundial y puedo decir que fue una experiencia increíble, de una magnitud pocas veces vista en el país.

Fue una semana estresante y agotadora físicamente, donde un centenar de profesionales pusimos “ad-honorem” todo nuestro tiempo, conocimientos y vocación de servicio, en pos de mostrar al mundo la vitivinicultura del país. Si a esto le sumamos que los miembros de la comisión directiva de la AAS ya venían trabajando desde hace tres años para llegar a esta instancia, el evento toma una dimensión monumental.

Sólo para tener una idea del tamaño del mismo, los números finales indican por ejemplo que se fajinaron unas 40.000 copas, en las que se sirvieron más de 600 cajas de vinos.

¡Estoy orgulloso de haber estado allí, sabiendo que los sommeliers argentinos pusimos todo para dejar muy arriba el nombre del país y sus grandes vinos!

(*) Sommelier y docente – [email protected]

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