Gonzalo Vivián expone “De aciertos y desaciertos” en Galileo, obras de su última producción, el 9 de noviembre a las 19:30 horas.
Sobre la muestra (Por Daniel Vera)
Pensadores tan distintos entre sí como Platón, Schopenhauer y Wittgenstein notaron que las formas consideradas fuera del tiempo (purísima lógica formal) no son afectadas por la negación, esto es, que la negación de una forma tiene la misma forma que la forma negada. Pero la intervención del tiempo, llámese diacronía, historia o decurso vital, introduce la transformación, y la negación de una forma da lugar a otra forma, y las formas se suceden sin solución de continuidad, sea mediante una secuencia virtual ajustada al cálculo previo de la geometría generativa o sea de manera mucho más dramática en los azarosos cambios existenciales nunca sometidos del todo a ningún cálculo y a veces totalmente imprevisibles. Esta antología, inacabada como toda selección (el mapa no es el territorio), de dibujos y pinturas de Gonzalo Vivián entrega pistas de ese desordenado surgir de las formas, propio como ningún otro de la vida del arte.
La visión retrospectiva, a la que tendemos en nuestras ansias de orden, nos engaña porque nos hace explicar el pasado por el presente, sin dejarnos ver que el presente no se explica por el mero pasado y nos evita la angustia de enfrentarnos a nuestra ignorancia del futuro. Más justas intuiciones son tanto la del imaginario Orbaneja, que un irónico Cervantes por boca del Quijote asimila a su propio hacer de novelista, cuando decía pintar “lo que saliere” como la del imaginativo Picasso cuando imponía su: “Yo no busco, encuentro”, a las que cabe agregar las palabras de Gonzalo Vivián ante su obra vertiginosa: “También mis desaciertos son aciertos”. Pero mejores que todos los dichos son las imágenes gráficas, las formas visibles de las formas, esas –estas, aquí, nacidas de una sola mano- que muestran lo que no se puede demostrar.
Que una sola mano haya sido capaz de producir esto y aquello, puede plantear algún problema anexo a quienes estiman más las variaciones sobre un mismo tema y en un mismo estilo, que las variaciones de tema o las variaciones simultáneas de tema y estilo. Pese a las razones que se puedan aducir, la complejidad de un artista, la multiplicidad de sus facetas, sigue pareciéndome una bendición, como estimo también en más los ojos capaces de regocijarse con pluralidad de miradas que aquellos cautivados por una sola.
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