(*) Por Roberto Colmenarejo
Como ya es un clásico cada tercer jueves de mes, estuvimos en el Wine Tour del Hotel Sheraton Córdoba. En esta oportunidad, la distribuidora local Corceba presentó los vinos de la prestigiosa bodega Domaine Vistalba. La degustación estuvo guiada por el joven Sommelier Fernando Beretta.
La recepción del evento comenzó puntualmente a las 21.30 hs, con aperitivos en forma de “delicatessen de frío y calentito”; un clásico del hotel donde la cocina se destaca con sus inspiradas creaciones en miniatura (muy refrescantes los shots de guacamole y gazpacho, gustosas las croquetas de salmón). Para acompañar estos amouse-bouches se convidó el Phebus Malbec Rosé 2011 ($48), un rosado simple, liviano y fresco que acompañó amablemente los appetizer, permitiendo que los sabores y texturas de estos se mostraran en plenitud.
Ya sentados a la mesa, el primer paso del menú fue la “pesca del día, vinagreta de lima y ragout de lentejas turcas”; un plato bien original y con el pescado -abadejo- cocinado brevemente para mantener su firme textura y exquisito sabor. Fue presentado con el Phebus Cabernet Sauvignon 2010 ($48), un vino de silueta delgada, tipicidad varietal insinuada y paso de boca veloz. A pesar de ser un tinto ligero, el maridaje no fue acertado pues el vino escondió un poco los sutiles sabores del pescado.
La cena continuó luego con unos “crocantes de cerdo, frutos secos y salsa de ostras”, una reversión de las famosas empanaditas chinas con un sabor levemente agridulce casi adictivo. Para acompañar este plato de reminiscencias orientales se sirvió el Infinitus Malbec-Syrah 2011 ($56), un tinto patagónico muy bebible, de cuerpo medio, aromas frutales y especiados, paso de boca franco, taninos pulidos y buena persistencia. ¡Una armonía muy agradable, que permitió que plato y vino se realzaran mutuamente!
El tercer plato fue un contundente “cordero braseado, acompañado de puré de batatas y vegetales baby de la huerta”, una preparación de carne ovina en una larga cocción con sus jugos, muy tierna y apetitosa. Para este paso del menú -como era de esperarse por lo suculento del mismo- se ofreció en primicia el Fabre Montmayou Syrah 2011 ($91), un tinto mendocino de perfil bien especiado, sabroso, con buen cuerpo y taninos algo apretados por su juventud (creo que puede ganar con la estiba). Otro acierto en el maridaje, dada la versatilidad del vino para acompañar carnes rojas.
Cerrando la comida, el postre fue un goloso “cremoso de Baileys, espuma de leche condensada y sopa de café especiado”, dulzura irresistible y vistosamente presentada, digno colofón para una comida variada y generosa. Se sirvió aquí el Infinitus Semillón-Torrontés 2011 ($56), un blanco patagónico elegante y perfumado como pocos; que desafortunadamente quedó totalmente opacado por la intensidad dulce del postre.
La charla animada y las bromas siguieron en la sobremesa, acompañadas con buen café y petit fours de chocolate. No podían faltar los tradicionales sorteos, para que muchos invitados se fueran además con una botellita bajo el brazo.
Cuando el reloj marcaba casi la una y media de la mañana, saludamos a los amigos y dejamos el hotel para volver a casa e ir a descansar…
¡Nos vemos en el Wine Tour de noviembre, que promete despedir el año con todo!
(*)Sommelier y docente – [email protected]