Terrazas de los Andes: Un clásico que cambia de “outfit” para encarar el año “pipí cucú”

Por Valentina Livolsi (*)

Un poco de lo nuevo por fuera, con la calidad de siempre por dentro

Esta bodega nació allá por 1990 y rompió esquemas en la viticultura del país con el cultivo de vides en altura. Emplazada en lo que fue una antigua bodega de 1898 en Perdriel, a los pies del imponente Cordón de Plata, este proyecto fue realizado por el enólogo francés Hervé Birnie-Scott -especialista en viticultura de climas fríos-. Llegó a la Argentina y se convirtió en director Terrazas de los Andes

Terrazas me gusta no solo por el gran equipo que la conforma y con quienes tengo el lujo de compartir charlas y vinos, sino también por el estilo que plasman en sus botellas. Tipicidad total. Muy particulares y fieles al suelo que los parió, por así decirlo. Los vinos de clima frío son bien particulares y la bodega da una hermosa versión. Jóvenes, reserva, espumosos… Uso y recomiendo. 

Son súper respetuosos del medio ambiente, la precisión y atención a cada planta y parcela -nueve fincas que se encuentran en las regiones de Valle de Uco y Luján de Cuyo, como Las Compuertas, Altamira, Gualtallary y Los Chacayes (además de los tres viñedos propios en Cafayate para la producción de su Torrontés). 

Estas altitudes dan lugar a días soleados y cálidos, permitiendo que las uvas crezcan de forma fuerte y con grandes concentraciones. Del mismo modo aparecen las noches bien frías, que dilatan la maduración y contienen la acidez natural. Al trabajar mediante “terrazas” con los cultivos de vides, el resultado está a la vista y en la copa. Vinos intensos, con buena acidez y frescura. Equilibrio en lo alto. 

El diseño

Esta nueva imagen, rinde homenaje a la Cordillera de los Andes y su rocoso entorno. 

En palabras de Hervé: “Desde nuestros comienzos, las montañas han sido mucho más que un lugar. Son obras maestras de la naturaleza. Estas montañas y las terrazas de altura donde plantamos nuestras uvas nos dieron nuestro nombre, nuestro estilo de vino fresco característico del lugar, nuestro hogar, del cual somos guardianes comprometidos con el cuidado de este frágil ecosistema. Queríamos lograr una conexión más directa entre nuestra marca y estas montañas sagradas ‘donde el cielo y la tierra se encuentran'” podemos leer con claridad la esencia del proyecto. 

 El nuevo lema de la bodega, “Where the earth meets the sky” (“donde el cielo y la tierra se encuentran”), busca reflejar la filosofía de Terrazas que predica “si vas más alto, podés llegar más lejos”. 

La etiqueta envolvente representa la Cordillera, sus líneas escarpadas dan noción de la montaña, la altura, la roca tocando el cielo. En tonos crudos, tierra y marrones, inspiran la nueva paleta de colores que representa a la bodega en la actualidad y hace honor a los escarpados suelos de la Cordillera de los Andes. 

Las botellas, por su parte, también acompañan esta filosofía: cuidando la huella de carbono que dejan, ponen todo su compromiso en la sustentabilidad. El vidrio es más liviano y reduce efectivamente la producción de CO2, en comparación con la botella anterior, como me contaban hace un ratito por teléfono.  

Los vinos

Como no puede ser de otra manera, el equipo de Terrazas hizo llegar a casa parte del portfolio, con todo lo anterior nombrado como estrella, en una tote bag divina que obviamente estoy usando pues #messirve. 

Con un precio sugerido de $ 2500 para la cartera de la dama y la billetera del caballero (?) y pues claro que para el monedero de las abuelas del bien. 

A mi juego me llamaron: Acá van algunos comentarios de cada varietal, vinificación, notas de cata, datita nerd que amamos y recomendaciones para todxs. 

TERRAZAS DE LOS ANDES MALBEC 2021:

Este vino continúa con el estilo y elegancia de cada varietal de la línea. En este caso, se cosecharon más de 100 parcelas de ocho viñedos de altura, logrando así un corte de la selección de las mejores plantas. Estos viñedos se encuentran en pleno proceso de certificación orgánica. 

La crianza se realiza en barricas de roble nuevas y de hasta 4 usos durante 12 meses, mientras que una parte se conserva en tanques para preservar la frescura y pureza de la fruta. 

En nariz, este Malbec se presenta fresco e intensamente afrutado con sabores a frutos negros y rojos como mora, ciruela y frutilla, con notas de violeta y especias de montaña, típicas del Malbec de clima frío.

De boca vibrante, con aromas y sabores que se van revelando en capas, la sensación es fresca y pulida, con una buena tensión y final prolongado. 

#TinaTips: Ideal para acompañar una buena picada completita, un potente guiso cuando bajen un poquito las temperaturas y también para mirar “The Bear” en la comodidad de su sillón, copa en mano y frazada encima. 

TERRAZAS DE LOS ANDES CABERNET SAUVIGNON 2021: 

Vinito fresco y con mucha fruta, resultante de un blend de parcelas de Cabernets donde se conjugan más de 25 parcelas de cuatro viñedos de altura, todos trabajados mediante cultivo orgánico. De cosecha temprana y con las uvas en su máxima expresión. 

Cuestión de crianza: mientras una parte se conserva en tanques de acero para mantener la frescura de la fruta, el resto pasa 12 meses en barricas de roble que mixturan entre nuevas y con hasta cuatro usos. 

En nariz, este Cabernet regala notas a fruta negra como los arándanos y rojas como las grosellas. Muchas especias y hojas tales como tomillo y romero. Aparecen también frutos secos y caramelo aportado por la madera. En boca, de muy buena acidez y sensación jugosa. 

#TinaTips: La hermosa intensidad de este Cabernet marida hermosamente con carnes a la parrilla, más que nada si son de caza, por la potencia. Un buen guiso de lentejas veggie, locro o  una humita con una buena salsa de ají y pimentón, también. Postres chocolatosos nivel mil, frutos rojos y chocolate amargo realzan sus bondades. Va muy bien para el disquito “Speaking in Thongues” de mis amados Talking Heads.

TERRAZAS DE LOS ANDES CHARDONNAY 2021:

Chardito nacido de un blend de más de 10 parcelas de tres viñedos de altura trabajados mediante cultivo también orgánico y cosechados de manera temprana.

Se prensan las uvas, se trasiega el mosto y llega así la fermentación. A mitad de la fermentación, el mosto se traslada a las barricas de roble para terminar el proceso. Tiene una fermentación maloláctica controlada, para lograr un vino fresco y crujiente. Pasa ocho meses de crianza en roble sobre lías. 

Intensas notas a durazno amarillo y pera que se realzan con notas de pomelo, cáscaras de cítricos confitadas y un toque de miel blanca. Una nariz muy típica y encantadora.

En su paso por boca, estos interesantes sabores frutales como la pera y la acidez equilibrada llevan a un vino de gran untuosidad, con sutiles notas a panificación también.

#TinaTips: Compañero ideal para tabla de quesos semiduros y frutas varias. Peras, queso azul, miel y nueces: ahuecás la pera, la mandás al horno hasta dorar; sacás del horno, sumás queso azul, hilo de miel y nueces troceadas previamente tostadas. Servir tibio, beber este Chardo. En la otra mano, recomiendo firmemente la novela “Embalse” de César Aira. 

(*) Sommelier

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