Petit Verdot, ese desconocido

(*) Por Roberto Colmenarejo

“Cuando a la boca llega el vino, en húmedo beso tranquilo, su seda, su terciopelo y su sabroso tanino todo tu sentir entrega. Primero eres su amante, por siempre, ya, su amigo” (Anónimo).

Despacio pero a paso firme, la uva Petit Verdot comienza a mostrarse en las etiquetas de los vinos nacionales. Si bien se la viene utilizando desde hace bastante tiempo en cortes menores, hoy está buscando su lugar como varietal entre los grandes tintos del país.

Existen en la Argentina apenas 450 hectáreas implantadas con Petit Verdot, repartidas entre las provincias de Mendoza, San Juan, La Rioja y Salta. Debido a esta escasa difusión en el encepado nacional, la gran mayoría de sus vinos tienen precios de mercado medio-altos.

Los productos elaborados con este cepaje suelen ser oscuros y potentes, con aromas frutales maduros, especiados e incluso balsámicos, de cuerpo amplio y taninos firmes. Son ideales para acompañar carnes a la parrilla y platos de sabores contundentes. 

Si quieren conocer mejor la uva Petit Verdot, aquí van mis cinco sugerencias:

Gran Rodas Petit Verdot 2012 ($30,50): No es fácil hablar de tipicidad varietal en las gamas más bajas del mercado, sin embargo este vino de Bodega Esmeralda puede dar una idea inicial de lo que propone el cepaje. Un tinto de mediana complejidad, con aromas frutados y un toque balsámico -eucaliptus- que se acompañan de una boca simple y veloz, de correcta acidez y taninos insinuados. ¡Interesante como acercamiento al Petit Verdot, sin gastar demasiado!

Don Baltazar Petit Verdot 2011 ($62): Otro correcto ejemplar de la variedad a precio accesible, en este caso de la mano de la bodega sanjuanina Casa Montes. También de mediana complejidad, este tinto insinúa una nariz de perfil frutal maduro y especiado que se complementa con una boca de paso franco y cuerpo medio, ajustada acidez, taninos algo rugosos y persistencia media. Un vino para “sacar chapa de conocedor” frente a tus amigos, cuidando además la billetera.

Ruca Malen Petit Verdot 2011 ($115): Un tinto mendocino que tiene apenas siete cosechas en el mercado, pero que ya se ha convertido en referente ineludible de la cepa. Suele ser difícil de conseguir, pues la bodega lo agota a pocos meses de ponerlo en la calle, pero realmente vale la pena la búsqueda. Confieso que es un producto que me encanta, con una fantástica relación precio-calidad. Su aromática recuerda a las frutas rojas -ciruelas, moras-, especias y apreciables notas de crianza en buena madera. En la boca entra recio y seco, de paso sabroso, correcta acidez, taninos todavía “apretados” -que se irán suavizando con la estiba, augurando un buen potencial de guarda- y larga persistencia. ¡Un Petit Verdot destacado, para acompañar un chivito a la llama!

Gran Lorca Poético Petit Verdot 2008 ($230): El prestigioso enólogo Mauricio Lorca nos presenta -en su línea ícono- un Petit Verdot impetuoso y complejo; elaborado con uvas de Vista Flores (Valle de Uco), un año de añejamiento en barricas nuevas de roble francés y americano, más otro de estiba en botellas antes de salir a la venta. El resultado es un tinto de color violáceo oscuro con profundos aromas de frutos negros, balsámicos -regaliz, mentol-, terrosos y levemente ahumados. Al probarlo es vehemente e intenso, con paso lleno, agradable sensación “mentolada”, balanceada acidez, astringencia aún perceptible y post-gusto prolongado. Vinazo, de esos que piden a gritos carne asada a su lado.      

Casarena Lauren´s Vineyard Petit Verdot 2011
($230): Este exquisito producto de la joven bodega Casarena -que ya tienen un par de años de existencia, aunque recién está desembarcando en Córdoba por estos días- es hablar de “palabras mayores” en cuanto al cepaje. Usando sólo los mejores racimos de Petit Verdot de su finca de Agrelo (Luján de Cuyo), sumados a una elaboración cuidada y sin sobre-extracciones, ofrece este vino single vineyard (único viñedo) muy abordable y placentero a pesar de su incipiente juventud. Un tinto de paleta aromática seductora, donde se perciben sensaciones frutales maduras, herbales -tomillo, orégano- y especiadas -clavo, anís-. En la boca es sabroso y pleno, de paso voluminoso pero fluido gracias a su calibrada acidez, repite sensaciones maduras y cierra con taninos firmes que sostiene una dilatada permanencia. Realmente está listo para ser disfrutado ahora, pero seguramente ganará nuevos matices con un añejamiento moderado en botella. ¡Un tinto para agasajarse en ocasiones especiales! 

¿Y ustedes, ya tienen probado algún otro Petit Verdot que les guste?

(*)Sommelier y docente – robertocolmenarejo@hotmail.com
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