Con apenas 49 años recién cumplidos, el diseñador Pablo Dellatorre pasó a la eternidad dejando un legado y una huella imborrable en la arquitectura gastronómica de la provincia de Córdoba.
Su fallecimiento se produjo este martes 1 abril, luego de que Pablo luchara durante más de un año contra un cáncer.
Una vida ligada a la gastronomía
Había nacido en Olivos, en la ciudad de Buenos Aires, pero cuando tenía siete años, su familia se trasladó a San Luis y allí germinó su semilla viajera. A los 20, hizo un viaje por algunos países de Europa (Francia y España), y fue allí que se despertó su pasión por la arquitectura, el diseño y la gastronomía.
“La verdad, me apasiona trabajar en gastronomía tanto como me gusta comer y beber. Y todo se fue dando solo o quizás a partir de algún restaurante o varios que le gustaron a la gente, y luego me fueron llamando”, decía Pablo a La Voz en una entrevista realizada en 2016.

Sus obras
Dellatorre fue un pilar creativo para la explosión de diversos polos gastronómicos en la ciudad. Referente en arquitectura comercial y en diseño, trabajó en el desarrollo conceptual de importantes emprendimientos de Córdoba.
Sus tres primeras obras fueron: Cundeamor, en barrio Jardín; Bar Adentro, en barrio Güemes, y el primer local de Rincón Nuestro, en Urca.
Luego llegaron obras como Kantine, Wollen, la cafetería Tipy y Medialuna Calentitas. En la calle Luis de Tejeda, trabajó para crear Manjatu Pastas, Almacén con Mesas, Pizzería Popular, Ochre y Chui. En barrio Güemes, ideó nada menos que la Galería Barrio; en Villa Allende, Alma de Pueblo; también Pizza Zeta en el Parque Sarmiento y Pase Propiedad Privada en calle Arturo M. Bas.
Y una de sus últimas y más impactantes creaciones fue Matorral, el restaurante del chef Julio Figueroa que abrió el año pasado en la zona noroeste de la ciudad.

“Nuestro éxito nada tiene que ver con cosas extraordinarias, sino con cosas pequeñas que tratamos de hacer extraordinariamente bien. Aggiornamos rincones de la ciudad, no hacemos grandes edificios, tampoco me siento capaz de hacerlos hoy, pero como la vida misma está hecha de pequeños momentos de felicidad constantes y no solo de grandes acontecimientos, la ciudad vibra con estos pequeños rincones”, expresaba Pablo en una entrevista y así lo recordaremos cada vez que visitemos y disfrutemos alguna de sus obras.
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