Notas Vínicas: Un vino que fusiona arte, naturaleza e historia

Este vino apareció para ser descubierto. Resulta que no estaba tan familiarizada con las tierras que lo vieron nacer, y claro, siempre es un buen momento para descorchar y disfrutar de sus características.

Aproveché el empujón para hacer esta nota, y aprender un poco más sobre una provincia que quiero seguir conociendo y que mucho me interesa.
Tan de moda están las zonas de confort y el cómo de a poco ir saliendo de ellas… Qué me sucedió con este tinto: siempre aprovechar lo desconocido. Siempre ir un pasito más allá.

Hablando de zonas, este cálido lienzo donde reposan verdes cardones, cerros de colores tan intensos que es imposible dejar de mirar, extensos viñedos y aromáticos olivares es La Rioja y aquí nos detendremos un par de renglones: esta provincia cuenta con más de 8.000 has plantadas y más de 1000 has tienen certificación orgánica, lo cual la vuelve mayor productora de vinos orgánicos de nuestro país.

La Rioja no solo tiene la Chaya y el Tinkunako, la mazamorra y el asado de cabrito, sino que nos regala vinos de gran calidad en tierras de Diaguitas.
Si nos adentramos un poquito más en este valle árido y soleado, llegamos a la localidad de Vichigasta. Rodeados por las sierras Famatina y Velasco que se desprenden de la Cordillera de los Andes, aparecen los viñedos de la bodega Valle de la Puerta.

La bodega

Las primeras plantas aparecen allá por 1994 y terminó de construirse en el 2002. Siendo de las más modernas y avanzadas en su tipo, sus 150 has de viñedos y 770 has de olivares son trabajados con la pasión y la responsabilidad que imprime en ellos todo el equipo técnico de La Puerta.

Los suelos aquí son en su mayoría franco arenosos, de buen drenaje y por ende, con poco mantenimiento de humedad. Con una altitud de 1000 msnm, la amplitud térmica es bien marcada, puesto que la diferencia de temperatura entre el día y la noche es de unos 20º. A raíz de esto, los viñedos están dispuestos en parrales, lo cual es mejor para la insolación.

¿Cómo es el riego en esta zona semi desértica donde solamente llueven 150 mm por año? Es sencillo, por goteo: cada vid se riega individualmente, suministrando la cantidad de agua necesaria para que pueda crecer y alcanzar la calidad requerida por el enólogo, Javier Colovatti.

¿Varietales? Su emblema el Torrontés Riojano y también hay plantadas Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah, Bonarda y Merlot.

La Puerta Colección Quinquela Red Blend 2018

Este blend 50% Malbec – 50% Cabernet Sauvignon, celebra al pintor Quinquela Martín, quien quedó plasmado en las etiquetas de esta línea de la bodega y en cada botella que se descorche, y que son dos de sus grandes obras: “Motivo de puerto” (que acompaña a este vino) y “A pleno sol” otro corte, este ya 50% Malbec – 50% Bonarda.

Un tinto de color rojo rubí intenso y profundo, casi sangre con destellos violetas y azules. De nariz muy característica, abundan los pimientos asados, la mermelada de frutas negras, compota. Con sutiles notas florales y mentoladas, el retrogusto me recordó a café tostado. En boca, sus taninos son marcados y dulces, su paso es untuoso, de cuerpo medio.

Siendo sincera, es un vino que me dejó pensando. Peeeeero como dice esa chacarera “el gusto está en la variedad” (guiño guiño), no me vino para nada mal percibir nuevas características, entender un poco más sobre otro terroir y encontrarme con la historia de tierras donde hace cientos de años los Diaguitas cuidaron el agua tal como lo hace este equipo ahora, sin saber que daría como fruto vinos que quedan en la memoria y que llegan a nosotros a través de la vista, las sensaciones y la curiosidad.

¡Salud!

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