Notas Vínicas: Un vino para celebrar el amor

Por Valentina Livolsi (*)

Kafka le escribió a su amigo Oskar Pollak en 1904: “En general, creo que solo debemos leer libros que muerdan y arañen. Si el libro que estamos leyendo no nos despierta como un golpe en el cráneo, ¿para qué molestarnos en leerlo? […] Un libro debe ser el hacha que quiebre el mar helado dentro de nosotros”. ¿Cómo negarse a tal afirmación, no? 

Si bien los libros son la pasión más grande de mi vida, no puedo evitar sentir lo mismo por el amor (en todas sus formas) y por el vino. Me explico: si el amor no nos deja el corazón en carne viva, si no nos hace sentir arriba de una alfombra voladora, si no nos hace libres, si no quiebra ese mar helado en nuestro interior… ¿entonces qué es? 

El vino me atraviesa de igual manera. Si no despierta emociones en la primera copa, si no nos remonta a recuerdos imborrables –y crea nuevos–, si no nos deja una huella en los sentidos… ¿entonces que és?

Con Fede me pasó todo eso. El corazón, la libertad, el fin del frío mar, las emociones, los nuevos recuerdos. Fede es un disparador de mis sentidos. Casualmente y por suerte, fue gracias al vino que nos conocimos, y nuestra relación todo el tiempo vive llena de ellos (esa historia merece otra nota, no veo por qué no). 

Esta semana estuvimos de segundo aniversario y yo no puedo estar más agradecida de compartir la vida al lado suyo. La nota de hoy (y todo mi amor) claramente son para él. 

La cena en Goulu.

El Restaurante

Decidimos salir a celebrar y elegimos como destino el restaurante Goulu, bello lugar que nació hace casi 17 años, el cual comenzó como almacén de delicatessen, sumando luego un restaurante boutique con cierto concepto europeo, para finalmente buscar convertirse en un paseo gastronómico –entre tantas cosas más–, cumpliendo el sueño del cocinero Gabriel Reusa

Además de contar hace poco con un café diferente a lo que conocemos en Córdoba y con una pastelería francesa intachable, en su carta se fusiona una vasta oferta de vinos y una selección de platos que significan una experiencia y un recorrido por diversas tierras, momentos, sabores y colores. Impecable. Imposible pasar un mal momento en este lugar. 

Como siempre la atención, la calidez y la calidad de cada detalle sorprende y dan ganas de volver. 

Lo que también nos despertó emociones fueron los 12 pasos maravillosos que probamos esa noche, a los cuales decidimos acompañar con un Socavones Ovum Malbec 2018

Detrás de este vino hay muuuuchas historias, personas y lo más lindo, es que es bien cordobés. Nuevamente, al probarlo no solo estaba al lado de Fede colmada de alegría, sino que ahora forma parte de nuestros recuerdos, que sin ellos no somos nada.

La bodega, su equipo enológico y el vino

Este Socavones Ovum es parte del amplio portfolio que ofrece la bodega Terra Camiare, que viene tecnificando desde 2015. 

Existe desde 1929 en manos de Nanini, siendo una bodega tradicional de Colonia Caroya aunque ya no pertenece a sus antiguos dueños, sino que fue adquirida por la familia Mizzau. 

Con la idea de representar a la provincia de Córdoba, apuntan a lograr grandes novedades enológicas de calidad, para poder mostrar no solo esa región, sino diferentes microregiones de la provincia. Apuestan a la selección de las mejores uvas de las distintas zonas productivas de nuestra tierra, tales como Colonia Caroya, Quilino, Cruz del Eje, Valle de Calamuchita, Valle de Traslasierra y más. 

En 1618, al fundarse la Estancia Jesús María en mano de los sacerdotes jesuitas, se elaboraban los vinos junto a aborígenes de la zona, con los que se celebraban las misas por esos años.

A finales del siglo XIX y con la llegada de inmigrantes friulanos desde Italia, llegaron también sarmientos europeos que fueron plantados aquí y con ellos una extensa erudición gastronómica, instituyendo así la cultura de esta ciudad. 

Es increíble pensar que el primer vino americano que llegó a la copa del rey Felipe V de España y toda su corte, fue de ese lugar. Para mí que amo al vino, las historias y la Córdoba que me vio nacer, saber que pasaron cosas como estas hace tanto tiempo es para siempre contarlo y que siempre se recuerde.

Las manos mágicas detrás de este vino y el alma llena de pasión por crear son las del enólogo Gabriel Campana, cordobés de pura cepa y con una extensa experiencia que lo acompaña desde que nació, ya que su familia oriunda de Caroya fue desde siempre familia de enólogos. 

Recibido de Don Bosco en Mendoza, “El Gabi” busca que las cosas salgan de la mejor manera y transmitir la historia que hay detrás de ese viñedo, de ese lugar, de la gente que trabaja incansablemente en equipo para que el vino dé su mejor expresión. “El Gabi” es un personaje entrañable, algo tímido apenas lo conoces, pero buenazo. Escucharlo hablar es genial, tiene mucho por decir y lo comparte con mucho cariño. Sus vinos son el reflejo de mucho trabajo, conocimiento y amor por la vid. 

El vino de Terra Camiare.

Socavones Ovum Malbec 2018

Esta bomba está formada por un 90% de uvas Malbec y un 10% de Ancelotta, ambas  originarias de Finca Las Corzuelas en Quilino, Cruz del Eje y la mismísima Caroya. Las dos variedades co-fermentan en vasijas ovoides de cemento, para luego ser descubadas y almacenadas por 12 meses también en vasijas de cemento. En ellas se produce un sutil movimiento que se acentúa según los ciclos lunares, logrando así cremosidad y mayor carácter varietal. 

En vista, su color es rojo rubí muy intenso, y deja apreciar aroma a frutas negras y rojas, además es algo especiado y herbal, pero no deja de tener notas a flores rosas y violetas. En boca es fresco y su acidez es bien equilibrada, sus taninos son dulces y maduros. De cuerpo, con buena estructura y gran persistencia en boca. 

Es un tintazo para tomar y brindar por la persona amada, por la suma de momentos y las historias. Por los libros que atrapan y sacuden las fibras más ocultas. Por el vino que acerca y sorprende. 

Por el Fede que es mi persona favorita. A él, estas palabras y las que no hacen falta decir.

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