Un grupo de productores de diferentes puntos del país busca ofrecer en Argentina vinos orgánicos, naturales y biodinámicos con un sello que certifique toda la cadena de producción hasta el producto final. Bajo ese concepto nació la Sociedad Natural Orgánica y Biodinámica, cuya sigla SNOB se eligió deliberadamente, riéndose de los dobles sentidos y los prejuzgamientos del mercado.
Este lanzamiento es inédito en Argentina, aunque es tendencia en el resto del mundo. En Europa sobre todo, donde ya hay una movida importante que buscar poner en valor el jugo de uva natural y fermentado.
El conjunto de productores en cuestión lo conforman Ernesto Catena, Pablo Quiroga, Santiago Salgado y Nicolás Jascalevich, aunque buscan sumar más integrantes con el tiempo. Si bien cada uno tiene su propio emprendimiento vitivinícola, hoy juntan fuerza para crear un sello de calidad que, análisis previo, certifique que los vinos no poseen ningún aditivo químico en ninguna fase del proceso.
A diferencia de lo que suele creer el consumidor, dentro de la clasificación de vinos sin productos agregados –principalmente sulfitos, aunque no el único–, los vinos orgánicos son lo que mayores dosis toleran para certificarse como tales. Pablo Quiroga, miembro de SNOB, explica: “Los biodinámicos son los que hoy tienen los controles más estrictos, con menos agregados que los orgánicos. Lo que buscamos con SNOB es ir un paso más allá y certificar vinos naturales, sin sulfitos agregados o con una mínima cantidad posible”. Y agrega: “Los sulfitos en los vinos orgánicos pueden llegar a 150 mg/l, en los biodinámicos hasta 70 ml y en los naturales debe ser menor a 30 mg/ l. En SNOB queremos auditar no sólo la barrera de sulfitos hasta 29 mg, sino que controlar toda la cadena, que va desde la tierra, la uva, el trabajo y desde luego, la elaboración”.
La bodega que dirige Ernesto Catena, llamada Stella Crinita, ya venía trabajando la certificación Demeter que garantiza la producción de biodinámicos, que tiene con los más altos estándares.
La idea es poder ofrecer al mercado productos con un proceso y un origen certificando la forma de hacerlos, apoyándose en en el respeto por el medio ambiente y como se hacían los vinos hace decena de años, con poca intervención de químicos.
Los vinos que ya cuenta con el sello SNOB son: Amici Miei de Bodega Stella Crinita by Ernesto Catena, de Mendoza; Mosto de Cardinale, elaborado por Santiago Salgado de Finca Las Payas en San Rafael, Mendoza; Sólo el Amor salvará al mundo, de Pablo Quiroga en El Bolsón, Patagonia.
Fuente: www.vinomanos.com