Corría el mes de junio de 2002 y comenzaba la historia de este bodegón cordobés ubicado en la avenida Alem del barrio General Bustos.
La Casona de Alem abría sus puertas un 19, cuando Yolanda Barrozo y su familia decidieron dar un paso importante en sus vidas: comprarle el local a unos hermanos y ponerle todo el corazón a este nuevo proyecto.
«Veníamos de cerrar una pizzería y a la propuesta la tomamos y empezamos de cero. Fue una situación difícil: comprábamos un kilo de carne, vendíamos eso y volvíamos a comprar más, empezamos muy, muy de abajo. Las bebidas las comprábamos en el kiosco de Don Mora y cuando cerrábamos a la tarde le pagábamos la bebida. Así fuimos surgiendo de a poco. Siempre trabajando en familia, teniendo los hijos chicos y junto a mi marido Marcelo afrontamos este gran desafío», recuerda Yoli.
Según relata, fueron creciendo de a poco, siempre tratando «de hacer las cosas bien, lo mejor posible«. Los primeros pasos fueron tomar gente que los ayudara para brindar un mejor servicio.

Un bodegón tradicional
Con el correr de los años, el desafío fue mantenerse: «Creo que la mejor propaganda es el boca en boca. Que la gente se sienta cómoda y como en su casa. Tenemos un lugar sencillo, ameno, donde se cocina todos los días, no hacemos producción industrializada. Si bien por ahí tenemos quejas de demoras, cuando en un negocio tenés una capacidad de 80 o 90 personas y te llega el golpe a la hora pico, las demoras siempre existen cuando se cocina en el momento».
Con su experiencia de tantos años, Yoli conoce a su clientela y sus requerimientos, y eso le da una ventaja: «Tenemos una cocina muy dinámica, muy compleja. Compleja no en el sentido de gourmet, porque acá es simple y básico. Pero lleva mucha dinámica, porque viene gente que tiene que volver al trabajo, gente que nos recomendaron, que va de pasada y siempre está impaciente».

Es por eso que considera que el desafío actual es «conseguir gente que quiera trabajar y te acompañe en esto». «Es difícil que me sigan el ritmo por eso siempre estoy supervisando y hasta cocinando porque es lo que amo», dice Yoli. Actualmente, ella y su marido están acompañados por sus hijos que han encontrado sus espacios determinados de trabajo.
Yendo a los platos que ofrecen en La Casona de Alem, Yoli cuenta que lo que más me piden los fines de semana es la parrilla. Mientras que entre semana sale mucho el matambre al Roquefort, las milanesas a la fugazzeta o a la napolitana, el sándwich de milanesa y las pastas. Para destacar entre estas últimas, dice: «Nosotros debemos ser los pocos que hacemos lasaña de pollo hace casi 23 años. La gente que viene y pide por ahí no está informada que es la única lasaña que hacemos y, eventualmente, en algún menú se hace la de carne y verduras pero no es el fuerte nuestro».
Uno de los hitos que tuvo el bodegón en sus años de trayectoria fue salir campeones con su lomito gourmet en la Semana del Lomito 2024 organizado por Circuito Gastronómico.
Acerca de este evento, Yoli recuerda: «Esa semana fue una locura total. Por ejemplo, sacaba 15 lomos, pasé a vender 150 lomos por noche. Realmente, no estaba preparada para eso y se sigue vendiendo el lomo gourmet. Tuvimos mucha gente nueva, de otros lugares, que toman como referencia tanto a Circuito Gastronómico como a Google».

Lo que viene para el 2025
Pensando en lo que sigue durante este 2025, Yoli cuenta que el plan es seguir trabajando: «Tener trabajo medianamente parejo, porque está duro para toda la gente. Salir a comer casi es un lujo y tratar de que, para esa gente que con tanto sacrificio por ahí se da el gusto una vez por mes, la recibamos con un buen servicio, que valga la pena el gasto y que quieran volver».
Y agrega: «Tratar de darle el bienestar al cliente en lo que hacemos. El condimento esencial para esto es ponerle amor y de eso me encargo yo«, cierra.

Contacto
La Casona de Alem está en Leandro Alem 1395, General Bustos. Teléfono: (0351) 474-2498. WhatsApp: (0351) 153-507502.
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