Entrevista a José Schiavoni, dueño de dos restaurantes emblemáticos de Córdoba

Hijo de un industrial que le encantaba cocinar y compartirlo con los suyos, José Schiavoni arrancó en la gastronomía apenas iniciada la década del 90 transformando un baldío en un restaurante. Sin imaginarse, claro está, que se convertiría en un clásico del centro de la ciudad. Ese clásico se llama Estación 27.

«Nosotros empezamos con Estación 27 que era un baldío. Arrancamos con mi hermano, en el año 91 con un amigo que era bastante mayor que nosotros, que nos llevaba 10 años. Arrancamos desde cero, no había nada de nada», recuerda José.

Estación 27.

Con el impulso que les dio los primeros años de Estación 27, José y su hermano vieron otra oportunidad de convertir un lugar abandonado en un restaurante y así comenzaba la historia de Don Rogelio: «Después de unos años, en el 96, un amigo nos contó que había un local vacío en el barrio Rogelio Martínez. Estaba ese local abandonado, estuvo cerrado, había sido una especie de restaurante, tipo fonda, y estuvo cerrado como cinco o seis años hasta que después nosotros lo alquilamos y nos pusimos a trabajar. Fue un esfuerzo económico enorme para nosotros porque realmente casi casi nos lleva a la quiebra, estuvimos dos años a los tumbos, fue muy complicado esos dos años para nosotros».

De esta manera, hace casi tres décadas, nacieron estos clásicos de la gastronomía cordobesa: Estación 27 y Don Rogelio, producto de las ganas de emprender y el amor por la gastronomía de estos dos hermanos.

Don Rogelio.

Un largo camino recorrido

Luego de estos largos años de trayectoria, José reconoce que los desafíos, más que nada económicos, han sido grandes. Recuerda puntualmente algunas crisis que ha tenido que afrontar pero también rescata algunos desafíos gastronómicos que aún se mantienen: «Los desafíos más grandes, desde el punto de vista gastronómico, siempre es separar qué es una moda de una tendencia, que por ahí en gastronomía, como en cualquier cosa, es difícil no prenderse a modas estúpidas (que está lleno), pero sí entender que hay tendencias que hay que agarrar porque si no uno se queda atrás».

En todo ese tiempo, se han mantenido trabajando de la misma manera: «La trayectoria tiene que ver con cómo somos nosotros, que somos gente de palabra, gente de trabajo, gente de comercio. Nos gusta mucho ser serios, nos gusta el dinero, nos gusta trabajar, nos gusta cumplir, nos gusta que nos cumplan. Y bueno, todo eso me parece que a través de los años da sus frutos», destaca.

También hay cosas que se aprenden con el correr del tiempo, José comenta que llegaron a tener nueve negocios juntos y que se dieron cuenta que no querían ser una cadena, y decidieron dar marcha atrás con ese proyecto.

Los platos de Don Rogelio servidos con amor.

«La gastronomía es compleja porque se trabaja con mucha gente, con muchas variables y con mucha clientela en base a lo que se factura, entonces es una empresa manufacturera y, como toda empresa manufacturera, es muchas manos para poca plata«, sentencia.

Es por eso que al consultarle sobre qué es la gastronomía en su vida, José responde que tiene una «relación de amor-odio», pero que al final del día, siempre rescata que «es una cosa muy linda ser restaurador, que venga la gente, que la pase bien, que se vaya contenta, cocinarles bien, cocinarles rico, que no tarde la comida y es muy muy lindo compartir fechas especiales».

Contacto

Estación 27 está en 27 de abril 364, Centro. Teléfono: (0351) 425-1651. Y Don Rogelio está en Félix Olmedo 201, Rogelio Martínez. Teléfono: (0351) 468-0810.

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