El polifacético Chardonnay

(*) Por Roberto Colmenarejo

 

La Chardonnay es la reina de las uvas blancas. Nació en la fría zona de Borgoña, de allí pasó a Champagne -ambas en Francia- y luego se extendió prolíficamente por todo el planeta gracias a su gran capacidad de adaptación a diferentes suelos y climas.

En nuestro país, esta uva posee una amplia difusión -es la tercer cepa blanca en superficie implantada- con más de 6.350 hectáreas. Produce excelentes vinos en las zonas frías de Mendoza y la Patagonia, pero también se hallan algunos buenos ejemplares en el Noroeste. Además, constituye la base para la mayoría de nuestros vinos espumosos.

Su plasticidad como cepaje permite obtener una enorme diversidad de productos, desde los más “delgados” y “minerales” hasta los más “gordos” y “cremosos”. Si quieren descubrir lo polifacético que puede ser nuestro Chardonnay, aquí tienen siete sugerencias para todos los gustos y bolsillos:

Norton Varietales Chardonnay 2015 ($44): Un Chardonnay económico y rendidor de la centenaria bodega mendocina Norton, que se consigue con facilidad y cumple muy bien por el precio pagado. Propone aromas sencillos y directos, de perfil afrutado y algo herbáceo; unidos a una boca ligera y veloz, de correcta acidez y persistencia breve. ¡Para servir en una bagna cauda multitudinaria sin afectar la economía familiar!

Santa Julia Reserva Chardonnay 2013 ($91): Otro Chardonnay accesible y de factura impecable, elaborado por la Bodega Familia Zuccardi (con uvas del Valle de Uco). Un blanco extremadamente fresco y bebible, de esos que gustan a todo el mundo. Muestra aromas de buena definición, con evocaciones frutales (peras, bananas) y melosas. Al llevarlo a la boca se percibe untuoso, de cuerpo medio y paso franco, con acertada acidez y permanencia media. Chardonnay “comodín” para tener siempre una botellita en la heladera.

Ramanegra Estate Chardonnay 2014 ($132): Un producto de óptima relación precio-calidad, que siempre se lucirá en la mesa. Un Chardonnay que combina armónicamente frescura y complejidad debido a su pequeño paso por roble. Ofrece nítidos aromas de frutas blancas (manzanas, damascos), hierbas silvestres y miel, amalgamados con sutiles pinceladas de vainilla y caramelo. Al llevarlo a la boca tiene silueta delgada y paso ágil; redunda en sabores frutales, con balanceada acidez y grata persistencia. Chardonnay destacado, de esos que valen mucho más de lo que cuestan.

Finca Suarez Chardonnay 2014 ($160): Otro blanco bien estructurado pero de gran frescura, proveniente de la zona de Paraje Altamira (hoy el distrito de moda en el Valle de Uco, aunque con larga tradición en la producción vitícola). Un Chardonnay moderno y de impecable tipicidad varietal, que está desembarcando en las góndolas locales. Seduce con su prístina nariz de frutas desecadas (chips de bananas, orejones de duraznos) y miel. En la boca es gustoso y pleno; despliega una entrada apenas golosa y una textura meliflua, con vibrante acidez natural y largo post-gusto. Un Chardonnay verdaderamente de manual de enología.

Revolver Chardonnay 2014 ($285): Un producto que rompe todos los esquemas de la cepa, mostrando su lado más descarnado, severo y vibrante (asombrosamente parecido a los grandes vinos blancos de la región francesa de Chablis). Un Chardonnay cosechado en los viñedos más altos de Gualtallary (Tupungato, Valle de Uco) y vinificado en pequeñísima escala por el joven enólogo chileno Leonardo Erazo Lynch. Tiene una nariz algo parca, donde aparecen reminiscencias herbáceas, terrosas e intensamente minerales (piedra mojada, tiza, cal). En la boca sin dudas revela su punto más alto; es ligero pero sabroso, repite las impresiones de mineralidad, ostenta una acidez muy elevada -casi “filosa”- y una persistencia prolongada. Vino bastante difícil de conseguir, pero imprescindible para entender los nuevos blancos argentinos.

El Enemigo Chardonnay 2012 ($360): Otro blanco mendocino sumamente curioso, que el prestigioso enólogo Alejandro Vigil vinifica -en su proyecto personal Aleanna-utilizando una antigua técnica jerezana conocida como “crianza biológica” (un fin velo de hongos que se desarrollan en la superficie del vino durante su crianza en barricas, protegiéndolo naturalmente de la oxidación y modificando sensiblemente su perfil organoléptico). Es así que nos encontramos con un Chardonnay liviano, casi etéreo. Exhibe aromas florales, herbáceos y de frutas secas (avellanas, almendras, nueces). Al probarlo es fresco, vivaz y de paso raudo, refrenda sabores afrutados, con equilibrada acidez y placentera permanencia en boca. Un Chardonnay único, ¡hay que probarlo!

Petit Fleur Extra Brut Chardonnay ($144): Cerramos esta variada selección con un exquisito vino burbujeante obtenido con esta plástica variedad. Un auténtico “blanc de blancs” -nombre que se aplica a los espumosos elaborados 100% con uvas Chardonnay- producido por el método industrial Charmat. Regala una nariz refrescante y sutil, donde se adivinan perfumes de frutas blancas, cítricos, levadura fresca y algo de caramelo. En la boca hace gala de una deliciosa frescura, reforzada por su jugosa acidez, burbujas delicadas y agradable final. ¡Perfecto para acompañar los brindis más informales!
¿Y para ustedes, cuál es su Chardonnay preferido?

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(*) Sommelier y docente – robertocolmenarejo@hotmail.com

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