El nuevo mapa del Vino Argentino

(*) Por Roberto Colmenarejo

La cartografía vitivinícola de nuestro país se ha movido a gran velocidad -y en todas direcciones- en los últimos años. A las zonas tradicionales de Cuyo y el Noroeste se le han sumado: la Patagonia, con una sola bodega centenaria -Humberto Canale-, pero con varios emprendimientos que promedian la década de vida; Córdoba, de larga historia, pero con un notable crecimiento en este período, principalmente a nivel cualitativo; y la zona este del territorio nacional, con pequeñas bodegas productivas en Buenos Aires y la Mesopotamia, además de un viñedo experimental en Misiones.   

Esto es muy bueno para los consumidores, pues permite abrir notablemente el panorama sensorial de los vinos argentinos, descubriendo así productos con diferentes perfiles organolépticos según las zonas productoras. Sin embargo, debe reconocerse también que en muchas de estas áreas la vitivinicultura recién está instalándose (con viñedos jóvenes, muchas veces sin una adaptación suficiente), así que los resultados todavía pueden ser variables y no siempre óptimos.

Un último comentario merece el precio de estos vinos, que suele ser algo más abultado que el de sus equivalentes de regiones más tradicionales. Esto es aceptable y se justifica básicamente por las pequeñas escalas de producción, la dificultad para obtener insumos productivos en zonas marginales y los mayores costos logísticos.  

Entonces, si “les pica el bichito de la curiosidad” y pueden gastar unos manguitos, aquí hay una selección de lo más nuevo que ofrece el Vino Argentino:         

. Vulliez Sermet Chardonnay 2011 ($30): Poca gente lo sabe, pero en la provincia de Entre Ríos la industria vitivinícola floreció varias décadas antes que Cuyo comenzara a perfilarse como la zona preferencial. Sin embargo, algunos avatares históricos hicieron que la producción desapareciera casi totalmente durante el siglo XX. Afortunadamente, con la llegada del nuevo siglo la familia de Jesús Vulliez recuperó una antigua bodega, plantó nuevos viñedos y reactivó la producción regional. El proyecto es aún bastante joven, pero ya pueden degustarse vinos como este. Un chardonnay más que correcto, con una nariz simple y frutal (cítricos, algo herbáceo), acompañado de una boca ligera y fresca. ¡Un blanco novedoso, ideal para acompañar un buen pescado de río a la parrilla!     

. Cuello Roca Merlot S/A ($33): Una pequeña rareza para buscar y degustar. Un vino elaborado con merlot (cepa de renombre a nivel internacional, aunque poco consumida en nuestro país) en la provincia de Catamarca. Lo elabora con gran pasión el inquieto ingeniero Cesar Cuello Roca, en la pequeña bodega familiar de Tinogasta, siempre con uvas de producción local. Este tinto sorprende por su brillante color, que da paso a una nariz de frutas rojas bien maduras (mermeladas, pasas) y notas terrosas. En la boca el vino es goloso -repitiendo los sabores maduros-, con un cuerpo liviano, taninos suaves y persistencia media. ¡Un rico vino del Noroeste, para llevar al asado de amigos!  

. Noble de San Javier Cabernet Sauvignon-Malbec 2011 ($35): La bella región de Traslasierra (Córdoba) -que llegó a rivalizar con Colonia Caroya en la producción de vinos locales durante la década del 70`- está recuperando su esplendor de la mano de pequeñas bodegas familiares. De los tres proyectos radicados en la zona, el más atractivo es el lidera el joven e incansable viticultor Nicolás Jascalevich, en las cercanías del apacible pueblito de San Javier. Allí se elabora este rico vino, de corte tradicional argentino. Es un tinto agradable y fluido, que muestra con franqueza su tipicidad varietal (aromas frutales y algo especiados, sumados a una boca sabrosa, ágil y de gran persistencia). ¡Si hay que “ponerse la camiseta” del vino cordobés, esta es una elección segura!     

. 25/5 Cabernet Franc 2009 ($48): La provincia de La Pampa, en el extremo norte de nuestra Patagonia, también se ha incorporado al panorama vitivinícola nacional en la última década, de la mano de esta bodega ubicada en la localidad de 25 de Mayo. Este vino es uno de sus productos más interesantes. Es un tinto de intenso color bordeaux, con aromas frutales, especiados y de crianza (tostado, café). En la boca se muestra frutal maduro y con la madera aún bastante presente -por su juventud-, de buena fluidez y taninos apenas secantes. ¡Un producto diferente, para acompañar unos bifes a la criolla u otro guiso bien contundente!   

. Viñas Puntanas Tannat 2010 ($50): Este vino llega desde el Valle de Conlara (cercano a la ciudad de Merlo), sumando de esta forma a San Luis al mapa de las provincias productoras. El tinto en cuestión es un producto de uvas tannat muy bien elaborado, de aromas frutales maduros y especiados, con una boca de paso agradable, cuerpo medio y buena persistencia. ¡Buena propuesta para una comida invernal con amigos enófilos!
 
. Piedra Parada Merlot-Pinot Noir 2008 ($85): En la pequeña localidad chubutense de El Hoyo de Epuyén (casi 2000 km al sur de nuestra provincia) están hoy la bodega y los viñedos más australes del mundo. Allí, la firma mendocina Weinert ha comenzado hace un lustro con la producción de vinos. A cargo del emprendimiento está el enólogo Darío Gonzáles Maldonado, quien dejó el calorcito de su San Juan natal para enfrentarse valientemente a los fríos extremos de la Patagonia. De los productos que ya están en el mercado, este es el más interesante y va por su segunda cosecha comercial. En la nariz el vino muestra notas frutadas y algo especiadas (típicas del merlot, sumados a algunos trazos “vegetales” esperables en un clima tan extremo), suavizadas por la presencia del pinot noir; en un conjunto armonioso y agradable. En la boca es un vino de cuerpo medio, acidez bastante elevada y taninos apenas presentes. Es un vino muy diferente, que suele impactar la primera vez que se lo prueba (por su acidez punzante), pero que es fiel reflejo del terruño donde nace. ¡Se me antoja un maridaje excelente para un gigot de cordero patagónico asado!

. Punta Corral 2010 ($110): En la lejana localidad jujeña de Maimará (dentro de la Quebrada de Humahuaca, justamente reconocida como Patrimonio de la Humanidad) está el visionario Fernando Dupont con su pequeña bodega. En un clima hostil, a casi 2500 metros de altura y muy alejado de las zonas productoras tradicionales; este arriesgado viticultor logró implantar un pequeño viñedo y desde el año 2007 elabora vinos muy particulares y atractivos. Este vino en cuestión es un blend de amplia base malbec, con pequeños cortes de uvas syrah y cabernet sauvignon. El aroma remite inequívocamente a los vinos del norte argentino; con notas frutales maduras, especiadas y terrosas. Al probarlo se descubre un vino intenso, sabroso, con taninos aún algo marcados y un buen largo de boca. ¡Un producto único, ideal para escoltar un locro picante en un día frío como los que estamos viviendo!

¿Conocen algún otro vino de nuevas zonas vitivinícolas? ¿Quieren compartirlo aquí con nosotros? ¡Hasta la próxima copa!
   

(*)Sommelier y docente – [email protected]

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