Cómo funciona el “Airbnb culinario” que une viajeros con gente con ganas de cocinar

Conectar personas es la base fundamental de la pirámide de la economía colaborativa. Invadió el mundo de los alojamientos como así también el del transporte y, por supuesto, la industria gastronómica no fue la excepción. En 2014, Aashi Vel y Stephanie Lawrence crearon Traveling Spoon luego de haber atravesado por la misma situación durante sus viajes por México y China respectivamente: ningún restaurante les ofrecía una verdadera experiencia culinaria local. Fue así como decidieron comenzar su propio emprendimiento que uniera a personas deseosas de mostrar la cultura gastronómica de sus países con viajeros ansiosos por una buena comida casera. Este año, la plataforma comenzó su desembarco en la Argentina, donde esperan comenzar a ofrecer experiencias durante la segunda mitad de 2018.

La experiencia laboral de Joaquín Abal siempre estuvo ligada al universo financiero y al private equity. Sin embargo, recientemente decidió abandonar esta faceta para dedicarse full time a su nuevo puesto de Growth Advisor Latam para la compañía. Durante un viaje familiar a Cinque Terre, la idea de tocar la puerta y pedir permiso para probar algunos de los platos cuyos olores sentía en la calle sobrevoló más de una vez por su cabeza. Por eso, cuando conoció la historia de Traveling Spoon, inmediatamente decidió entrar como inversor durante la primera y hasta ahora única ronda, en 2016, en la que la empresa recolectó US$ 800.000. “Me gustaba tanto el concepto que invertí sin antes probar la experiencia”, reconoce Abal en diálogo con Apertura.com. Y agrega: “Además de lo culinario, también tiene un componente de aprovechamiento cultural muy grande”.

El desarrollo del emprendimiento se sitúa lejos de América latina. Vel y Lawrence, compañeras de MBA en la Universidad de California, comenzaron sentar los cimientos de la startup durante sus clases y finalmente lanzaron el primer piloto en 2013. Fue Asia el primer continente que abrazó el concepto de la compañía y se convirtió en el buque insignia de su crecimiento. Actualmente, según Abal, la empresa opera en 97 ciudades y cuenta con más de 300 anfitriones. Apertura.com tuvo la oportunidad de probar la experiencia en Singapur con la primera cocinera que se sumó a Traveling Spoon en el país.

Los hosts pueden ofrecer tres tipos de actividades a los viajeros a través de la plataforma, aunque también pueden ofrecer todas a la vez: una cena con comidas típicas de la ciudad/país, una clase de cocina y un recorrido por los mercados locales más emblemáticos. Si bien la tarifa la fija el anfitrión, la empresa realiza un markup sobre el mismo teniendo como principal ingreso esa diferencia. “Una experiencia en América latina puede ir desde los US$ 30 hasta los US$ 150. Todos depende de qué se ofrece y cuánto tiempo lleva la actividad”, afirma el ejecutivo. Para Abal, esto genera un precio de mercado entre los propios anfitriones.

La expansión a la región comenzó paso a paso, ya que las fundadoras no tenían muchos contactos en la región ni conocían el mercado latinoamericano. Actualmente, ya ofrecen experiencias en Brasil, Chile, Colombia y Perú. En tanto, la Argentina todavía se encuentra en la fase de construcción de un colchón de anfitriones que tengan actividades que vender. “Estamos en la etapa de construir un quality supply, después vamos a avanzar en la demanda”, explica. Aunque la idea es que la oferta esté constituida tanto por profesionales como por personas que simplemente amen cocinar y contar historias, como primer paso la compañía firmó un acuerdo con la escuela de cocina Mausi Sebess para atraer a sus primeros hosts.

Convertirse en anfitrión no es tarea sencilla. Cada uno atraviesa un riguroso período de verificación compuesto por tres partes entre las que se incluyen una entrevista con las fundadoras de Traveling Spoon, una entrevista personal con el country ambassador –un rol voluntario, el cual todavía no está cubierto en el país, que se encarga de evaluar a los potenciales anfitriones a cambio de beneficios en la plataforma– y una reunión trimestral en la que se definen los que ingresarán a la plataforma. “Hay muchos que quedan en el camino porque se tienen en cuenta muchas cosas, desde que sea alguien agradable, que pueda contar cosas de su cultura y detalles como si tiene mascotas o la zona donde vive”, detalla Abal.

No obstante, América latina continúa siendo una parte pequeña del mercado de la compañía que, según el inversor, estaría llegando al break even en los próximos meses. Según estimaciones de la empresa, los viajeros latinoamericanos representarían menos del 5 por ciento de los usuarios de la plataforma, mientras que los estadounidenses y europeos conforman el 70 por ciento de su clientela. “Idealmente, en la Argentina queremos estar donde haya mayor cantidad de turistas, como Mendoza, el sur del país o Iguazú. Queremos concentrarnos en que los hosts que queden sean de mucha calidad, que estén bien distribuidos y ahí pasar a una próxima etapa”, concluye. Además de las posibles actividades en la Ciudad de Buenos Aires, desde la compañía también esperan que se generen experiencias fuera del ambiente urbano.

Este artículo es de Javier Ledesma para la web www.apertura.com.

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