(*) Por Roberto Colmenarejo
“Es de piel delgada, temperamental, madura temprano. No es una superviviente. Sólo cuando alguien se ha tomado el tiempo de realmente comprender su potencial, puede el Pinot Noir ser percibido en su máxima expresión. Y cuando esto pasa, sus sabores son los más difíciles de olvidar, brillantes, suaves y los más excitantes del planeta” (Paul Giamatti, en la película “Entre copas”).
Originaria de la fría región francesa de Borgoña (donde todos sus afamados vinos tintos están elaborados con esta variedad), la uva Pinot Noir poco a poco comienza a ganarse un lugar en las copas de los consumidores locales.
Aunque todavía bastante incomprendido por muchos bebedores argentinos -quizás demasiado acostumbrados a los tintos potentes y de gran concentración colorante-, este cepaje ya se ha abierto paso en las góndolas a fuerza de elegancia y exquisitez.
Los vinos elaborados con Pinot Noir destacan por su garbo y delicadeza. Poseen baja intensidad de color, aromas sutiles -que se dirimen entre lo frutado, lo especiado y lo balsámico-, con una boca sedosa y de taninos discretos. Esto los hace productos muy disfrutables y sumamente versátiles para maridar con alimentos. Recomiendo beberlos siempre levemente refrescados para potenciar su juventud y frescura.
Si quieren probar algunos Pinot Noir que son “pura seda”, aquí van cinco sugerencias:
Alaris Pinot Noir 2014 ($43): No es fácil encontrar la tipicidad varietal de esta esquiva uva tinta en un ejemplar de gama baja, sin embargo, este producto de Bodega Trapiche puede ser un interesante acercamiento al cepaje. En copa muestra intensidad colorante baja; en la nariz ofrece aromas frutales simples y directos, con leves trazos herbales. Al levarlo a la boca es ligero, de paso vivaz, con acidez balanceada, taninos imperceptibles y breve persistencia. Buena botella para disfrutar del primer contacto con la cepa.
Los Clops Pinot Noir 2014 ($74): ¡Otro Pinot Noir mendocino liviano y fácil de beber! En este caso elaborado por la pequeña bodega Los Clops, con uvas de Lujan de Cuyo. Un vino de color rosado resplandeciente; que propone una nariz con aromas de frutas acidas -frambuesas, moras- y algunos recuerdos terrosos; y se apoya en una boca veloz y estilizada, con correcta acidez, taninos delicados y moderada permanencia. ¡Perfecto para descorchar cualquier noche de la semana, acompañando una bandejita de sushi!
Newen Reservado Pinot Noir 2014 ($82): La Patagonia también ofrece ejemplares de Pinot Noir muy interesantes, como este de la prestigiosa Bodega del Fin del Mundo. Un tinto de tonalidad rosada pálida, con aromas de frutas rojas (frutillas, guindas, cerezas) más algunos dejos especiados y minerales. En la boca tiene paso ágil y silueta delgada, repite sensaciones frutales, con fresca acidez, taninos suaves y persistencia media-larga. Ideal para beber en un soleado mediodía invernal, junto a una buena paella.
Patagón Pinot Noir 2012 ($91): Un Pinot Noir mendocino que podríamos catalogar como “de autor”, vinificado en lotes muy pequeños por el prestigioso enólogo Ricardo González. A la vista se presenta con un matiz rosado tenue; al llevarlo a la nariz regala fragancias de frutas maduras y pasas, con toques balsámicos (anís, eucaliptus) y algo acaramelados (provenientes de un breve paso por roble). En la boca es gustoso, de perfil menudo y paso franco, refrenda sabores maduros, con acertada acidez, taninos mansos y una larga permanencia. Óptimo para escoltar un pollo o conejo preparado al disco.
Ramanegra Reserva Pinot Noir 2011 ($167): Cerramos esta selección con un Pinot Noir mendocino de mayor complejidad y estructura, aunque no por ello menos refinado. Está elaborado por la mano experimentada del enólogo Bernardo Bossi Bonilla en la Bodega Casarena (Lujan de Cuyo). Se trata de una partida realmente limitada (3.000 botellas), que ha tenido 12 meses de crianza en barricas francesas. El resultado es un tinto de nariz amplia y seductora, con reminiscencias de frutas rojas en licor (cerezas al marrasquino), unidas a sutiles pinceladas avainilladas y tostadas aportadas por el roble. Al degustarlo se lo percibe sabroso y equilibrado, redunda en evocaciones maduras, con equilibrada acidez y taninos gráciles que sostienen un largo y grato pos-gusto. Pinot Noir para darse un gustito especial, maridándolo con pescados o mariscos grillados.
Y para ustedes, ¿cuáles son sus Pinot Noir favoritos?
(*) Sommelier y docente – robertocolmenarejo@hotmail.com