Alta Gracia, en sabores y texturas

Ya se puede realizar el Camino de la Producción serrana de Paravachasca, un producto turístico basado en una red de cooperación entre la Municipalidad de Alta Gracia y productores locales y que intenta integrar la historia y la cultura productiva que dejó como legado la Estancia Jesuítica, junto a los distintos productores actuales de la ciudad de Alta Gracia y del Valle de Paravachasca.

A mediados del siglo XVII, Alonso Nieto de Herrera donó las tierras de la actual Alta Gracia a la Compañía de Jesús y, durante más de cien años, se construyeron sobre ella los edificios que conforman la Estancia Jesuítica y sus alrededores.

Por aquel entonces, la variadísima producción de este paraje estaba destinada a mantener al Colegio Máximo de Córdoba. Tejidos y frutos se complementaban con las provisiones que salían de la carpintería, la herrería, la fundición, la jabonería, las prensas, la botica y hasta la barbería.

Desde 1767, la misma estancia estuvo en manos de sucesivos propietarios, hasta que el último, José Manuel Solares, dispuso su parcelamiento y posterior distribución, transformándola así en la villa de Alta Gracia.

Esa misma que hoy es la ciudad que ofrece el Camino de la Producción, un sendero de aromas, sabores y texturas que evidencian la cultura, la tradición y las costumbres heredadas de la Estancia Jesuítica, Patrimonio Histórico de la Humanidad.

Del mismo participan, entre otros:

•    Orgánicos de las Sierras de La Meco, huerta y almacén orgánico.
•    La Finca con sus alimentos saludables.
•    Bodega Lomas de Garay.
•    Establecimiento Santa Francisca de productos lácteos artesanales.
•    Cosas de Chancho, de fiambres de elaboración artesanal
•    El Telar con sus tejidos regionales
•    Besos de Sapo que produce indumentaria de vanguardia
•    Oscar Salas, reconocido escritor, ilustrador, humorista gráfico y músico.
•    Alquimia. Escuela de cocina y pastelería.

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