¡A tomar vinos de Córdoba!

(*) Por Roberto Colmenarejo

En varias notas previas he hablado sobre la interesante historia de los vinos cordobeses, por eso hoy me gustaría contarles más sobre su actualidad y futuro.

Córdoba se está moviendo bastante en materia vitivinícola. No sólo en la tradicional región de Colonia Caroya -donde sus elaboradores artesanales están obteniendo vinos cada vez más singulares y atractivos-, sino también en los fértiles valles de Traslasierra, Calamuchita e incluso en el Noroeste, con varios proyectos activos, más otro tanto en ejecución que se irán sumando en los próximos años.

Detrás de toda esta movida hay personas emprendedoras y apasionadas, que dedican su esfuerzo y sus desvelos para que nuestra provincia elabore cada vez mejores vinos. Me gustaría señalar en esta nota el trabajo silencioso de Daniela Mansilla (agrónoma) y Gabriel Campana (enólogo), quienes viajan incansablemente por toda la provincia asistiendo a varios emprendimientos productivos. También destacar la inquebrantable voluntad de los pequeños viticultores locales, como Nicolás Jascalevich (Traslasierra), Jorge Silvestri, Sergio Lóndero, Miguel Patat, Esteban Papalini y los hermanos Schiavoni (Colonia Caroya), además de los encantadores Beatriz y Héctor Jairala (Ischilín). Una línea aparte para subrayar la tarea de Santiago Lauret (“decano” de los enólogos locales) y Alberto Nanini, quienes llevan toda su vida unida a la producción de vinos en Córdoba.
     
Para que esta nota no se convierta en una sección de “sociales”, pasamos directamente a los vinos. Si tienen ganas de investigar, están son las mejores novedades cordobesas:

María Navarro Torre Sauvignon Blanc 2014 ($60): El Valle de Calamuchita parece ofrecer un clima muy benigno para el cultivo y vinificación de variedades blancas, como lo demuestra este notable ejemplar proveniente de Bodega Estancia Las Cañitas. Un Sauvignon Blanc de impecable tipicidad varietal, bien ligero y refrescante. Se luce con una nariz de perfil herbáceo y marcadamente cítrico; que se apoya en una boca gustosa y vivaz, de acidez refrescante y destacada persistencia para el rango. Sin dudas, el blanco cordobés mejor logrado. 

Don Coco Isabella Blanca S/A ($70): No me canso de recomendar año tras año esta  verdadera “perlita” caroyense, que llega al mercado con pocas botellas de su tercera cosecha. Un vino realmente único, elaborado con un exótico clon albino de nuestra uva regional -del que hay plantadas apenas unas pocas hileras en la finca familiar de los Silvestri-. Este blanco dulce ofrece los penetrantes aromas frutales de la uva chinche, matizados con recuerdos de ananá maduro, miel y duraznos en almíbar. En la boca es liviano, bastante goloso pero equilibrado gracias a una acertada acidez; lo que lo vuelve un producto muy agradable de beber. Quizás tengan que manejar hasta Colonia Caroya para buscar unas botellas, pero por singularidad y precio razonable bien vale la pena.

Ottimo Blend 2013 ($90): Continúa esta selección con un producto debutante en las góndolas locales, proveniente de un pequeño emprendimiento -de apenas 4 hectáreas- ubicado en Potrero de Garay (Calamuchita). Un tinto de corte que amalgama Merlot, Cabernet Sauvignon y Malbec, añejado brevemente en barricas de roble de segundo uso.  Un vino bastante simple en sus atributos organolépticos -proveniente seguramente de las primeras vendimias de un viñedo joven-, pero realmente muy bebible. De aromas frutados y algo vegetales, acompaña con una boca de cuerpo medio, correcta acidez, taninos apenas rugosos y mediana permanencia. Un tinto interesante, para probar ahora y seguir de cerca en las próximas cosechas.

Juan Cruz Navarro Torre Gran Malbec 2010 ($150): También del hermoso Valle de  Calamuchita llega este Malbec complejo y de perfumes seductores. Está elaborado por Bodega Estancia Las Cañitas, un imponente proyecto de la familia Navarro que a pesar de los embates de la naturaleza -resistió dos tornados devastadores a finales del 2012- sigue adelante con la producción vitivinícola. Ofrece una nariz muy curiosa, donde los aromas frutales maduros se combinan con suaves notas resinosas (seguramente por la influencia de los pinares que rodena el viñedo). Al llevarlo a la boca tiene cuerpo medio y paso franco, redunda en percepciones balsámicas, con acidez equilibrada, taninos firmes y moderada persistencia. Otro tinto que debe probar todo enófilo inquieto, para sorprenderse con la diversidad que proponen los vinos de Córdoba.
    
Patente X Gran Reserva Blend 2012
($150): ¿Qué sucede cuando trabajan juntos una ingeniera agrónoma, un enólogo y dos viticultores inquietos, amantes todos de su bello e histórico terruño caroyense? ¡Pues lógicamente, elaboran un vino de altísima calidad! Este producto demuestra cabalmente que con conocimientos, dedicación -y la ayuda de condiciones climáticas favorables-, Colonia Caroya puede elaborar tintos de jerarquía. Un ensamblaje de uvas Cabernet Sauvignon y Merlot añejado durante casi dos años en barricas francesas nuevas, que sorprende por su nariz profunda y seductora. Destacan aromas de frutas negras y especias, que se van entrelazando con capas de tostados, tabaco y cacao (aportadas por el roble). En boca es voluminoso pero fluido, tiene paso franco, repite sensaciones maduras, con acidez balanceada, taninos todavía compactos y una grata permanencia. Un tinto que ya está listo para ser bebido, pero que seguro ganará con algunos meses más de estiba. Un “imprescindible” de los nuevos vinos cordobeses, del que sólo se han hecho 1000 botellas.  

Noble de San Javier Reserva Malbec 2013 ($150): A mi leal saber y entender, el mejor vino tinto que se elabora hoy en la provincia. Un Malbec de Traslasierra de partida muy limitada, que va por su cuarta cosecha comercial manteniendo una calidad absolutamente consistente. Ofrece complejidad, elegancia y delicadeza, convirtiéndose en un producto muy disfrutable aún para aquellos que no beben tintos con frecuencia. Cautiva con una nariz plena de recuerdos a frutas rojas en sazón, especias y dejos herbales, además de sutiles aportes del roble (vainilla, cedro). En la boca es sabroso, de cuerpo medio y paso jugoso; repite impresiones frutadas, con fresca acidez, taninos amables y larga persistencia. Creo que está en un momento óptimo para ser disfrutado, pero puede guardarse sin inconvenientes un par de años para ver su evolución. Este vino ya puede encontrarse en algunas vinotecas locales; pero si tienen tiempo les sugiero llegarse un fin de semana hasta la bodega en San Javier, se van a sorprender. ¡Excelente tinto cordobés, para poner muy arriba a la vitivinicultura local!      

(*)Sommelier y docente – [email protected]

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