Más recomendaciones gastronómicas para visitar en Mar del Plata

Por Marco Arru (*)

Hay muchos argumentos que justifiquen el viaje. Teniendo cosas que hacer en Buenos Aires en un par de días de estadía, partimos otra vez hacia Mar del Plata, desde allí nos queda mucho más cerca el mar, que desde las sierras cordobesas.

Rodrigo Durán, gran amigo y colega con el que compartimos proyectos profesionales tiene un departamento familiar en Colón y Güemes, y a ambos nos gusta viajar, el mar, la playa y la propuesta gastronómica marplatense, y podemos trabajar remotamente. Además, habíamos coordinado con unos nuevos amigos locales hacer una paella en su playa de Chapadmalal.

Me gusta mucho conocer lindos lugares y comer rico, y sin dudas mariscos y pescados. Me emociona encontrar lugares que la relación entre calidad y precio es correcta, la materia prima de entorno, que se note el dominio de técnicas de cocción y el mantenimiento del sabor original de los productos, la personalidad y creatividad del cocinero en los platos, la calidez del trato, la ambientación, así como la iluminación, la vajilla, la carta de vinos, cristalería, cubertería y la dimensión musical.

Y también encontrar lugares donde la humanidad todavía es factor decisivo, en los que como cliente encuentro una sonrisa, una mirada, una cálida bienvenida de anfitrión y por qué no, una conversación amable.

El recorrido

De manera sencilla nos sorprendieron Esteban y Mariana con su chiringuito sobre la ruta, frente al bosque y muy cerquita de la Laguna de Sierra de los Padres. La Picadita Almacén de Campo nos rescató de un almuerzo que no pudo ser en Miramar, con una variada tabla de quesos y fiambres serranos, unas limonadas exquisitas y unos buñuelos de acelga fuera de serie. Grande y grata sorpresa fue cuando con la cuenta ($1.300 + $200 de propina).

Esteban nos trajo de regalo una bolsa de papel con un salame serrano adentro. Y luego de una cálida despedida ya en la calle, alcanzó a preguntarme mientras me alejaba hacia el auto: “¿Vos cocinás?”, le respondí que me las arreglaba, y me pidió que me acercara y que lo esperara. Salió del local con una bolsa de dos kilos de espinacas recién cosechadas junto a unos morrones gigantes, que le acababan de traer de una chacra de la zona, porque según nos contó: “Me trajeron de más”. Ya me había gustado todo, y con estos detalles nos enamoraron.

Además, fueron generosos al recomendarnos un lugar imperdible muy cerquita, pero ya en el medio del campo. Así que, siguiendo el consejo, nos fuimos a conocer L’ Erbe Casa de campo, una pulpería cuya dueña, especialista en hierbas, convirtió en un oasis gastronómico. Con una carta reducida, pero que destaca por la obsesión de Ana María por entregar lo mejor. 

L'Erbe.

Hay que saber entrarle, y sobre todo reservar con anticipación para que todo fluya, igualmente más allá de su carácter especial, es un encanto de emprendedora y su lugar es encantador también. 

Fuimos a la hora de la merienda, y todo fue un lujo: el atardecer, el salón vidriado, la decoración bohemia y ecléctica, un hogar de metal y con un fuego encendido y la repostería extraordinaria. Nos comimos una porción grande de un bizcochuelo de castañas y almíbar de limón: una combinación excéntrica y exquisita. Lo acompañamos con un riquísimo café con crema al jengibre, el superalimento fenogreco y canela, y un fabuloso chocolate licoroso frío (mitad chocolate casero y la otra mitad limoncello) servido en una muy elegante y antigua copa de cristal labrado. La cuenta fue de $600 y dejamos $200 de propina. ¡Queremos urgente una sucursal de L”Erbe en Villa Carlos Paz!

PARA AGENDAR:

LA PICADITA Almacén de Campo en Sierra de los Padres.

L’ ERBE Casa de campo en Sierra de los Padres.

LA COLMENA DE CRISTAL. Miel de Sierra de los Padres. De nuestras colmenas directo a su mesa. Propóleos, jalea real, miel y distintos subproductos de la miel de primerísima calidad libres de contaminantes químicos y una Boutique de lujo.

DISFRUTAMOS MUCHÍSIMO EN:

PLAYA LUNA ROJA. Cabañas & Suites. Restaurante y Escuela de Surf. Leo y Mauro, dos gemelos fantásticos, junto con Natalia armaron una propuesta para disfrutar todo el año, y se rodeó de un buen equipo para que la experiencia sea placentera y a gusto. Nos prepararon a tres fuegos unas paellas que compartimos bajo una bóveda de estrellas frente al mar. Gran meditación previa en un laberinto de piedras sobre el acantilado, y luego noche de charlas genealógicas y de vida.

La paella en la playa.

LO DE FRAN, Cocina de Mar. Repetimos y volvimos a disfrutar profundamente de la experiencia, contentos de haber ido antes y después de Michel Rolland. Ya me detuve mucho en una reseña anterior destacando las bondades de este lugar, lo que sumo esta vez es las ganas de actualización de Francisco “Fran” Rosat, su dueño y chef, quien al día siguiente partía, para trabajar e importar novedades para su cantina, a uno de los mejores restaurantes del mundo con tres estrellas Michelin desde 2007: Akelarre de Pedro Subijana en Igeldo, San Sebastián, a pocos kilómetros de la frontera con Francia (Igeldo es la capital de la provincia de Guipúzcoa, en la comunidad autónoma del País Vasco o Euskadi, España). Intuyo que esta búsqueda de Fran por seguir aprendiendo tendencias world class y renovarse, es lo que le permite mantener la excelencia en toda la experiencia.

MERCADO NACIONAL. Tienda de almacén. Hamburguesas Blend de buey Shorton y Lincoln, y carne de buey Shorton acompañadas con papas rústicas, una con provoleta, pimientos asados y berenjenas en conserva, y la otra con huevo, tomate marinado y pepinos encurtidos. Tomamos una Cusqueña de Trigo en unos vasos de vidrio labrados que eran un lujo, y los cubiertos y la vajilla estuvieron a la altura. Además, nos trajeron un molinillo de pimienta manual Peugeot. Grandes detalles, a pesar que las camareras del turno del mediodía no tenían la amabilidad y disposición que las del turno noche, el lugar es un must. La cuenta fue de $1800 y dejamos $200 de propina.

Y ESTA VEZ PROBAMOS MEDIALUNAS EN:

EL CONDOR Coffee Shop

FINA dulce y salado

VOLVIMOS A:

MAJIRENA. Parada obligada en la Ruta 2 a la altura de Dolores para comprar hongos y especias (pre pandemia supo estar más provisto), igual todo es de mucha calidad, y salteamos los hongos con aceite de oliva, ajo, y los servimos con espolvoreado de perejil fresco, como entrada mientras se preparaban las paellas que nos comimos en la Playa Luna Roja en Chapadmalal.

THE CLUE HIDDEN BAR. Un hermoso bar a puertas cerradas con una excelente coctelería que es un regalo para los sentidos.

TÍO CURZIO Bar. Muy buen lugar para trabajar frente al mar. Grande y hermoso ambiente, tranquilo, buen servicio y buena atención.

PRADO – cocina y café. Buen Internet y buena atención en Bolívar y Peralta Ramos con vista al mar.

PUEDE FALLAR:

En este viaje, solamente tuvimos dos experiencias que no cumplieron. Y reflexioné mucho al respecto de contar la más estridente… finalmente comprendí que también vale compartir, para mejorar entre todos.

Me gusta recurrir a frases con contenido y de gente que se dedicó a pensar. Y en esta oportunidad me resonaron mucho las palabras del emblemático psicoanalista Carl Gustav Jung: “Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea apenas otra alma humana”.

De entrada, la persona que nos recibió fue muy seca y poco orientada a darnos una cálida bienvenida, no tenía por qué saberlo, pero hacía meses que intentábamos reservar en Sarasanegro para ir a conocer y no lográbamos coincidir… y estábamos muy entusiasmados.

A pesar de haber hecho la reserva para el primer turno de un jueves de otoño con anticipación, nos tocó la peor ubicación, al lado de la puerta y además pegados a una estantería de apoyo. Nos sentamos y registramos que la acústica era pésima, al punto de que el ruido ambiente era muy invasivo y molesto, tanto que no logramos interactuar fácilmente con la camarera que nos tocó en gracia (que además era muy corta, y no la escuchábamos).

Tan ruidoso era el salón, que estuve a punto de irme, pero me levanté para distraerme y hacer un reconocimiento del lugar, a ver si podía encontrar un espacio menos contaminado auditivamente, y di con él: la extraordinaria cava con un sinfín de referencias (la carta de vinos es un lujo, arranca con 75 espumosos y 10 uvas tintas).

La cava se nos presentó como un gran ambiente en el subsuelo, cálido, con muy pocas personas y agradable para mis castigados oídos. Pero la alegría duró poco, a pesar que tenían dos sillones confortables disponibles, no logramos que nos permitieran comer allí, argumentaron que había que reservar específicamente para degustar una parrillada coreana o bien para experimentar un menú de pasos que sin bebidas tenía un valor por persona de $8.500.

Resignados y al mismo tiempo con ganas de ponerle onda, pedimos un Laborum Tannat de Salta, y nos tomaron la orden: Chernia con kale y crocante de jamón crudo y Arroz cremoso con langostinos gravlax. 

Mientras esperábamos y nos distraíamos conversando, nos trajeron dos copitas de espumoso de cortesía y unas extraordinarias fetas de mortadela de mero con mayonesa de pistachos, que acompañamos con un muy rico pan.

Los platos se lucieron por la presentación y como objeto, entiendo habrán sido de gres y pesaban un kilo cada uno. Lo que desentonó fueron los cubiertos, deslucían la mesa. La chernia, una porción generosa, estaba extraordinariamente bien cocida, sellada y caramelizada de ambos lados, y adentro jugosa y exquisita con la guarnición a su altura.

El problema fue con el arroz cremoso: estaba frío. Pedimos que lo calentaran y cuando regresó había mermado y perdido toda la fantasía. Se lo hicimos notar a la camarera y nos respondió que para calentarlo tuvieron que revolverlo y con el calor había reducido su volumen (de más estaba decirle, por su falta de interés, que correspondía que hubiera llegado caliente la primera vez, o eventualmente haber sido elaborado nuevamente desde cero, evitándonos el mal momento). 

Para darle un twist, pedimos pimienta y nos la trajeron en sobrecitos de marca Abedul, en un platito de café. Pensé que, por error y falta de profesionalismo, la camarera había apoyado en la mesa un plato con edulcorante que era para la mesa de al lado, con quiénes conversaba dándonos la espalda. Inexplicable que no contaran con un molinillo de pimienta manual, relleno de granos de buena pimienta.

La experiencia del cliente está en los malditos detalles. En gastronomía, es posible tener un local lindo de ver o una oferta gastronómica digna de admirar, o un menaje de mesa seleccionado, pero si el trato humano no está a la altura, todo queda invalidado.

Son las actitudes las que generan fidelización o no. Gestos y detalles, cualidades como la simpatía, el afán de servicio y la proactividad, hacer sentir bien a tus clientes, ya que en definitiva somos animales sociales.

La cuenta fue de $5500 y por nuestra idiosincrasia, adicionamos $600 de propina.

Tampoco tuvimos suerte en Casa Rosa, la Destilería Artesanal de Gin de la calle Olavarría. Si bien llegamos sobre la hora del toque de queda, nos destrataron y ni nos dejaron consumir un “chupito del estribo” en la barra, para conocer el producto. Nos sacaron las ganas de volver en el horario correcto, ya que para muestra basta un botón.

PARA LA PRÓXIMA:

LOS ALEMANES. Tambo y fábrica de quesos artesanales con 25 años de tradición quesera. Ruta 2, 391.5km, Mar del Plata.

GRANJA LA PIEDRA. Tambo, quesería artesanal y establecimiento educativo agroturístico familiar en Chapadmalal.

CASAPAMPA Chapadmalal Relax y Aventura. Spa · Hotel · Restaurante.

DEI FIORI. Restaurante italiano en Mar del Plata.

CAHUMA. Restaurante de carnes asadas y ahumadas.

FOLC COFFEE. Tienda de café.

(*) Marco Arru es especialista en Comunicaciones Organizacionales con experiencia como funcionario (Pirelli, Celulosa Argentina y BNL), facilitador, emprendedor, autor, docente, conferencista y consultor. Estudió Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires. Director de COMUNIX Comunicación desde adentro, y facilitador en Umana, Desarrollo de Personas. Desde hace más de 33 años acompaña a Organizaciones y Emprendimientos en su Comunicación Organizacional y Gestión de Personas. Autor del Libro “COMUNICAR ES COMPARTIR. Reflexiones sobre la gestión de la comunicación interna”. Perfil profesional en Linkedin. Amante de la Gastronomía como cultura, viajero frecuente, curioso, aventurero, multiplicador y entusiasta.

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