6 vinos para tirar la casa por la ventana

(*) Por Roberto Colmenarejo

Aunque la situación económica venga complicada, los enófilos apasionados solemos hacer un esfuerzo extra para darnos algún gustito de cuando en vez. Quienes disfrutamos del vino muchas veces sacrificamos otros gastos en pos de probar una buena botella.

Argentina ofrece vinos para todos los gustos y bolsillos. Desde los más económicos para la mesa diaria -a los que suelo dedicarles varias notas al año-, hasta algunos realmente de lujo para descorchar en ocasiones especiales (aniversarios, cumpleaños, visita de amigos).

Si andan buscando vinos para tirar la casa por la ventana, aquí van mis seis sugerencias:

Confiado Pinot Noir Blanco 2016 ($390): Con esta nueva propuesta, la bodega mendocina Séptima ofrece una “ruptura” con el clasicismo de sus vinos, “confiada” en que seducirá a un nuevo grupo de consumidores que buscan productos más modernos y diversos. De la línea me encantó este Pinot Noir vinificado como vino blanco, lleno de juventud y frescura. Ostenta un color cobrizo muy pálido, que sorprende al bebedor desprevenido. Propone una nariz prístina con evocaciones de frutas ácidas -frambuesas-, tropicales -ananá- y ciertos tonos herbales muy agradables. En boca tiene cuerpo medio y discurrir veloz, rebosante de sensaciones frutales, con jugosa acidez y moderada permanencia. Servir bien frio. Un blanco definitivamente “gastronómico”, para acompañar una paella o cazuela de mariscos.

Susana Balbo Signature Rosé 2016 ($600): Un vino rosado verdaderamente exquisito, producido en su totalidad con uvas del Valle de Uco, en un ensamblaje que combina  60% de Malbec de Chacayes (Tunuyán) y 40% de Pinot Noir de Gualtallary (Tupungato). A la vista se muestra sensual y cautivante, con una sutil tonalidad rosa-anaranjado. Ofrece una nariz muy fragante y compleja, con recuerdos de flores silvestres, frutas ácidas -moras, frambuesas-, frutas de carozo -damasco-, confitura de limón y una nota vegetal muy suave.  Al llevarlo a la boca tiene entrada agradablemente seca, buen volumen y paso untuoso; refrenda su nítido sabor afrutado, con moderado grado alcohólico, vibrante acidez natural y grata persistencia. ¡Un rosado de lujo, perfecto para acompañar una bandeja de sushi!

Severino Collovati Blend 2014 ($500): Una novedad absoluta en las góndolas locales, que llega de la mano del pequeño proyecto personal del enólogo Javier Collovati. Se trata de un corte tinto con 70% de Malbec y 30% Cabernet Sauvignon (ambos provenientes de la zona de Sañogasta -en lo alto del Valle de Famatina-, un lugar muy apropiados para el cultivo de la vid debido a su clima desértico y marcada amplitud térmica), con vinificación tradicional y doce meses de crianza parcial en barricas de roble. El resultado es un tinto de aromática sugerente, con perfumes balsámicos -anís, regaliz-, frutales maduros -higos, pasas- y leves trazos tostados/ahumados. Al probarlo se los percibe seco, de mediana estructura, con paso franco y sensación algo potente -alcohol-; redunda en sabores maduros, tiene balanceada acidez, taninos apenas rugosos y largo post-gusto. Un gran vino riojano, que fue elaborado en una partida realmente limitada -998 botellas- y recomiendo comprar antes que se agote.

Viña Alicia Colección de Familia Nebbiolo 2008 ($1095): Viña Alicia es un minúsculo emprendimiento vitivinícola fundado en 1998, perteneciente a Alicia Mateu de Arizu y Rodrigo Arizu (esposa e hijo menor de Don Alberto Arizu, eminente winemaker argentino y director de la reconocida Bodega Luigi Bosca). Está ubicado en el distrito de Lunlunta (Lujan de Cuyo), donde posee un viñedo de apenas 10 hectáreas y una pequeña bodega con capacidad para 50.000 litros/año. Sus vinos suelen ser bastante difíciles de conseguir, pues se exportan casi en su totalidad. Si tienen la suerte de “cruzarse” con algunas botellas, no duden en comprarlas pues no se van a decepcionar. De todo el portfolio me cautivó este  Nebbiolo complejo y poderoso, de nariz profunda y algo críptica. Regala aromas frutales maduros -orejones de ciruelas-, florales -rosas secas-, empireumáticos -alquitrán-, terrosos y ahumados. Al llevarlo a la boca se lo siente voluminoso y estructurado, de entrada recia y paso lleno, con presencia bien madura, equilibrada acidez, taninos macizos -aunque pulidos por la estiba- y un larguísimo final. Ideal para maridar con comidas intensas, como carnes de caza o guisos picantes. ¡Un vino maravilloso, que vale cada peso pagado por él!

Saltimbanco Tempranillo 2014 ($1500): La línea Saltimbanco es una propuesta de vinos exclusivos -y de escasísima producción-, fruto de la inspiración del enólogo ítalo-argentino Giuseppe Franceschini. En este caso se trata de un vino 100% Tempranillo cosechado en un antiguo viñedo de El Cepillo (San Carlos-Valle de Uco), la zona de Mendoza donde están las plantas más añosas de esta variedad. Se vinificó con levaduras indígenas, intervención mínima, añejamiento de 16 meses en roble francés y embotellado sin filtrar. Un tinto de color violáceo muy profundo, casi sin signos de evolución. Entrega una nariz intensa con aromas limpios a frutas rojas en sazón -ciruelas, guindas-, frutas negras -zarzamora, cassis-, especias -pimienta de Jamaica, clavo de olor- y delicadas pinceladas avanilladas. En boca se lo descubre sabroso y compacto; de entrada seca y paso fluido, franco recuerdo frutal, acertada acidez, taninos firmes y prolongada persistencia. Un vino tinto soberbio, para agasajar a los amigos sirviéndolo junto a un buen asado.

Alfa Crux Cuveé Sparkling Wine S/A ($920): Cerramos esta lujosa selección con un vino espumoso refinado y complejo de la Bodega O. Fournier (La Consulta-Valle de Uco). Fue obtenido combinando 80% de Chardonnay y 20% Pinot Noir, por el método “champenoise” -segunda fermentación en botellas- y con casi dos años de reposo posterior sobre sus lías. Exhibe una tonalidad asalmonada pálida y brillante. Enamora con una paleta aromática amplia y distinguida, plena de reminiscencias a frutas tropicales, frutas secas, miel, pan de brioche y levadura fresca. Al probarlo se revela sobrio y de paladar bien seco, con textura sedosa, reminiscencias melosas, burbujas delicadas, refrescante acidez y placentero final. ¡Un vino espumoso realmente imponente, para brindar bien arriba todo el invierno!

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(*) Sommelier y docente – robertocolmenarejo@hotmail.com

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