Un almuerzo inolvidable

Por Yeny Ortega Benavides

El pasado viernes asistimos al restaurant Casa Galán, del conocido chef Lucas Galán, para degustar una selección de vinos de las bodegas Chañarmuyo y Casta del Sur. En la mesa, una interesante variedad de invitados: Juan Carlos Puy y Maria Silvia Gadea, dueño sde la vinoteca Dock de Vinos, María Marta Sottano, propietaria de la bodega Casta del Sur, la sommelier Judith Barengo y Lionel Scigliano, representante y gerente de la bodega Chañarmuyo.

La degustación inició con los vinos de la bodega Chañarmuyo, que recibe el nombre el paraje riojano en el que está ubicada. “Chañar” es el nombre de un arbusto de tronco verde, que germina hacia los meses de marzo y abril y da un fruto rojo y flores blancas. “Muyo”, por su parte, significa “alrededor”. Chañarmuyo, alrededor del chañar, es un pequeño lugar ubicado al norte de la provincia de La Rioja. Parece ser un lugar olvidado por Dios, sin embargo, y aún teniendo todo en contra, allí la vida germina y se producen vinos sorprendentes.

El primer vino de esta degustación, fue un Blend de Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, un digno ejemplar de la bodega. Concentra y representa lo que es el terruño: cómo se expresan las plantas, cómo se adapta una planta noble como la vid a un lugar tan extremo como Chañarmuyo. En un vino, también hablan las raíces. El agua que riega las vids de Chañarmuyo es de represa, con una insolación muy expuesta, una amplitud térmica inusual y en altura (1700 mts). Todo eso hace que la planta no crezca de la misma forma que en otros logares, lo cual hace de Chañarmuyo un lugar único e interesante. A pesar de ser dos potencias (ambos son Cabernet) es un vino muy bebible. El valle de Chañarmuyo está rodeado por la cadena del Paimán, lo cual aporta al vino una mineralidad muy marcada.

El segundo vino fue un Tannat 2014. Un vino de altura, con 12 meses de maduración en barrica. En boca se presenta muy cremoso, armónico y suave. Es un Tannat diferente, redondo, que evoluciona en la copa minuto a minuto. Fácil de tomar, bebible.

El tercer vino nos abría las puertas a la bodega Casta del Sur: un Malbec 2013. Un vino de estilo muy europeo: sutil, elegante, fino. Tiene 12 meses en barrica de roble francés de primer y segundo uso (que no molestan, ni invaden). Un vino con taninos medios y una muy buena maduración. Tiene una interesante integración entre la fruta, la acidez y el alcohol. En boca se presenta redondo, amable. Ideal para acompañar todo tipo de momentos, por ser un vino que no es pesado ni estructurado sino, por el contrario, fácil de beber para una persona que esté iniciándose en el mundo del vino, o para un experto. Una de sus mayores virtudes es que no “mata” la comida, por el contrario, la acompaña e invita a seguir comiendo.

El cuarto vino fue el Canyengue, el vino tope de gama de la bodega Casta del Sur. Es un Blend con una base de Malbec, que contiene Cabernet Franc, Petit Verdot y Raboso. Canyengue es una palabra del lunfardo que define el paso del tango más provocativo. Es el nombre perfecto para un vino atrevido, insinuante. Si bien es un estilo de vino suave y elegante, en boca se presenta robusto y con buenos taninos. La fineza y la seducción son las características de este vino ideal para acompañar carnes magras asadas o verduras ahumadas.

Llegó el momento del quinto vino, la revelación de la jornada: el Raboso. De esta particular cepa hicimos una degustación vertical, probando las cosechas 2013, 2014 y 2015.

Raboso 2013 es un vino de la zona alta de Luján de Cuyo. Con un dejo entre lo herbáceo y lo mineral, es un vino sin defectos.  Raboso es una palabra de origen italiano cuya traducción al castellano es “rabioso”, un perfecto adjetivo para este vino exótico, que pide tiempo para abrirse y respirar. No es un vino fácil. Su planta tiene un ciclo muy largo (es la primera en brotar y la última en madurar, lo cual hace que se comporte muy inestable a través de los cambios climáticos año tras año). En su mejor expresión, es un vino de mucho color y taninos, estructurado y con identidad propia.  No se parece a nada, es único.

El sexto vino fue el Raboso 2014. Un vino que todavía no está en el mercado, más joven que el anterior, lo cual le quita complejidad, pero no personalidad.

 

El octavo y último vino, el Raboso 2015, presenta interesantes notas a regaliz, con ciertos matices de madera, a la vez dulce y amargo. En boca se presenta diferente, con una estructura de taninos más amplia, mucho más generoso.  Cremoso, rico. Tampoco está en el mercado y será la gran novedad el próximo año.

El menú

La experiencia no habría sido la misma sin el inigualable toque del chef Lucas Galán. Su mano no sólo se hace presente en los platos, sino en la impecable ambientación y decoración de la casona ubicada en 27 de abril 633.

Para la entrada, un flan de hierbas y queso acompañado de hojas verdes con aceto. Sencillo, bien logrado, rico.
Para el principal, carne de res a la napolitana con papas rústicas.  Y el postre fue una difícil decisión, así que probamos las tres opciones: Crocante de jengibre y frutas de estación, Almendrado casero, y Terrina de dulce de leche. Uno mejor que el otro.

La cocina de Lucas tiene la magia de lo simple y lo sublime del cuidado y el amor puesto en cada ingrediente y detalle.

Dock de Vinos
Rufino Cuervo 1085. Barrio Escobar.
Abierto de martes a domingos de 11 a 14 y de 18 a 22
Teléfono (0351) 152-895369

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